Un marco narrativo ingenioso para un clásico de la literatura.
Con El Principito, Antoine de Saint-Exupery concibió uno de los clásicos más perdurables de la literatura. La odisea poético-filosófica de un aviador que, tras caer su avión en el desierto, conoce a un niño con una peculiar percepción de la vida cautivó a gente de todas las edades y todas las lenguas. La universalidad de sus temas han hecho de este uno de los libros más traducidos de la historia. Si bien en 1974 hubo una adaptación live action, de la mano de Stanley Donen, esta nueva adaptación, dirigida por Mark Osborne, responsable de Kung Fu Panda, promete patear el tablero al ser una adaptación fiel del libro, mientras que al mismo tiempo es desarrollada dentro de un marco narrativo tangible.
Lo esencial…
Esta adaptación de El Principito cuenta la historia de una niña, que junto a su madre, se mudan a una nueva casa. La madre es una mujer de negocios muy estructurada que ha construido un “plan de vida” donde cada movimiento esta registrado. La grisácea existencia de la niña cambia cuando conoce a su vecino, un excéntrico anciano que construye un avión en su jardín. Dicho vecino empieza a contarle la historia de El Principito que lentamente comienza a hacer mella en la niña.
El guion de esta adaptación de El Principito sigue a rajatabla la novela base, pero Mark Osborne le encuentra un giro ingenioso al crear un universo y unos personajes con objetivos tangibles, que aprenden los valores que depara la novela. Pero el giro al que me refiero, es que cuando muchos otros guionistas habrían mantenido los universos separados, Osborne, muy sabiamente y manteniendo el espíritu imaginativo del original, combina ambos mundos en el desenlace de la película proveyendo un desarrollo narrativo digno de una película de Pixar.
Por el costado de la animación, el punto destacado de esta película es la combinación de animación por computadora para las secuencias del mundo real y el uso del stop motion para la historia per-se del principito, que sigue fielmente las ilustraciones del autor. Ambas valiéndose de un uso foto-realista de la imagen que cautiva.
Conclusión
Esta adaptación de El Principito dejará plenamente satisfechos a los eternos seguidores del libro original. No solo por su fidelidad, sino por su pulso narrativo. Si tenés chicos, y todavía no les leíste el libro, esta película es la perfecta excusa para empezar.