María Augusta Ramos, una directora con una vasta experiencia en el campo de los documentales (“Justicia” “Seca” “Futuro Junio”) aborda en su nuevo trabajo el “impeachment” a Dilma Rousseff, registrando en forma pormenorizada todo el proceso judicial que –en unos pocos meses- desembocó en la destitución de la ex presidente y la asunción de su entonces vicepresidente, Michel Temer, al poder.
La acusación contra la líder del Partido de los Trabajadores que ya llevaba varias reelecciones en Brasil (era justamente la segunda presidencia de Rousseff después de los dos periodos de Lula) fue la operación LAVA JATO en donde se descubrió a una red de corrupción que generó abiertas denuncias contra empresarios y políticos en donde quedó involucrado el Estado y la firma Petrobras por el lavado de activos.
En el contexto de este operativo, Petrobras licitaba sus obras a grandes empresas de ingeniería y construcción de Brasil, como parte de un programa impulsado por el presidente Lula y su entonces ministra de Energía, Dilma Rousseff, para estimular la creación de empleos en el país.
Durante el proceso quedó en evidencia que para favorecer la contratación de ciertas empresas, PETROBRAS pedía sobornos que rondaban el 3% del presupuesto generando sumas que luego eran repartidas entre políticos y empresarios y que se reintroducían al sistema a través de negocios de hoteles, lavaderos y estaciones de combustibles para ser blanqueado y luego transferido al extranjero.
Ramos acierta como directora pone la mirada en el proceso en sí mismo, narrándolo en forma detallada y accediendo al registro de sesiones (algunas que han sido públicas y otras en privado) en el Congreso que va develando el entramado de los sucesos.
Tras la acusación de “maquillar” las cuentas públicas para esconder el déficit gubernamental, se pueden ver las estrategias y los movimientos de cada uno de los bloques para ejecutar lo que se presupone que fue una venganza contra el PT que estaba investigando casos de corrupción.
Es así como el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha considerado como el principal artífice de la destitución de Dilma, lleva adelante las acusaciones contra Dilma mientras que, por otra parte, la defensa de Rousseff fue llevada a cabo por el ex ministro y abogado Cardozo, junto con otros senadores del PT como Hoffmann y Lindbergh Farías.
Estas maratónicas sesiones con argumentos a favor y en contra de la figura de Rousseff fueron filmadas por la cámara de Ramos de forma tal de poder zambullirnos dentro de las mismas y vivenciar, de esta forma, todos los pormenores y los detalles de una situación política tan compleja.
De esta forma, se intenta mostrar lo más neutralmente posible lo sucedido en el recinto y Ramos pretende en todo momento, alejarse y despegarse del panfleto político y de que se genere un film tendencioso.
Esto es asumido por la directora aún cuando por supuesto se sabe que siempre existe cierta subjetividad en toda obra artística en donde es imposible mantenerse completamente por fuera de los acontecimientos.
Premiado en el ultimo FIDBA, “EL PROCESO, historia de un golpe” –subtítulo agregado en la distribución local- se estrena en el marco de unas controvertidas elecciones en Brasil en los próximos días.
Ofrece otra visión, claramente su fuerza testimonial presenta una caja de resonancia para entender el actual conflicto y surgimiento de una figura como la de Jair Bolsonaro (hoy liderando las encuestas para las elecciones del próximo domingo) a quien se lo ve en el film dedicando su voto a favor de la remoción de Rousseff al coronel que la torturó durante la última dictadura militar.
La cámara implacable de María Augusta Ramos nos mostrará con gran nivel de detalle el circo político montado alrededor de este tema.
Televisión, medios, teléfonos celulares grabando cada movimiento, conferencias de prensa, cada uno de los detalles será registrado para que el espectador –aunque quizás con una información sobreabundante y difícil de procesar para alguien que no está perfectamente al tanto de todos los hechos- pueda sentirse inmerso en las maniobras políticas que tanto daño hacen a los procesos democráticos.
Y muestra una vez más como las venas de America latina siguen abiertas, y muchas veces, sangrantes.