Estrenado en mayo último en Brasil, llega ahora a nosotros este valioso documental brasileño sobre el proceso de destitución de Dilma Roussef. Paso a paso, vemos bien sintetizadas las discusiones en el Senado, y también entre los defensores de la entonces presidente, todo ello matizado por breves notas de color antes o después de cada sesión. Como introducción, un buen muestreo de las dos masas de manifestantes separadas por las vallas y la policía frente al Congreso. Como epílogo, la policía gaseando a una de esas masas.
Cierto, el documental favorece al PT, pero también registra algunas de sus autocríticas sobre el desmanejo de la cosa pública y la mala relación con la prensa ("Lula cerró más radios comunitarias que nadie", cuenta alguien, lamentando las grandes sumas dedicadas a los multimedios). De todos modos, aunque el trabajo fuera 100% objetivo y equilibrado, cualquier espectador se pondría de parte de los dilmistas con sólo ver los rostros secos, desdeñosos, llenos de odio, de los viejos senadores, frente a los rostros jóvenes y hasta bonitos de los otros, sobre todo la senadora Gleisi Helena Hoffman (Gleisi porque de niña la asociaban con la princesa Grace Kelly; hoy varios la asocian con Penelope Glamour).
Lo mismo, con solo atender las notables, precisas y elevadas exposiciones de J. E. Martins Cardoso, hoy profesor de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, y escuchar la voz chillona de la opositora Janaina Paschoal, que encima se va por las ramas, o su compañero de bancada, el famoso Jair Bolsonaro, votando por la destitución "en homenajem ao coronel Brilhante Ustra, o pavor de Dilma Roussef". Ese coronel la torturó personalmente cuando ella era apenas una muchachita. Y Bolsonaro es el favorito en las elecciones del domingo.