La voz es el principal recurso en la vida de Inés (Érica Rivas). Una que logra un lenguaje neutral para su trabajo como actriz de doblaje en películas orientales y luego alcanza el tono soprano cuando practica junto al coro lírico de mujeres en el escenario del CCK (Centro Cultural Kirchner, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Entre repeticiones y ejercicios, ella la controla pero, ahora, algunas voces interiores intentan controlarla a ella. En su segundo largometraje, Natalia Meta (Muerte en Buenos Aires, 2014) se centra en un momento de quiebre en la vida de la protagonista producido por un suceso traumático que cambia por completo el modo de percibir el mundo.