Atrás en el tiempo quedaron las declaraciones de Liam Neeson con su despedida del cine de acción luego de Búsqueda implacable 3.
En el último tiempo no paró de hacer filmes de este tipo y dentro de poco estrena otra (The Ice Road) que trae de regreso a los camioneros entre los héroes del género.
El protector es un neo western dirigido por Robert Lorenz, el socio de Clint Easwtood y su mano derecha como productor en los últimos 20 años.
Previamente había debutado como cineasta en el drama deportivo, Curvas de la vida en este caso elabora el homenaje número 500 a Shane.
El super clásico que inmortalizó Alan Ladd con su interpretación en 1953. Dentro de los grandes cowboys de la ficción este es por lejos uno de los más celebrados y por alguna razón a los directores les encanta evocar continuamente.
Un caso popular reciente fue el de Logan, de James Mangold, que hasta incluyó escenas del film original y le dio a Wolverine el perfil de Shane.
Son esas obras maestras del cine hollywoodense que tuvieron un enorme impacto cultural y todavía encontramos su eco en los estrenos del siglo 21.
En este caso particular la relación que se establece entre el ex marine que encarna Neeson con el niño mexicano al que ayuda a escapar de un grupo de narcos evoca claramente la relación de Shane con Joey en el film de George Stevens.
Lorenz ofrece un relato predecible que vimos infinidades de veces en otras propuestas similares y que pese a esa debilidad consigue ser entretenido por la presencia de su protagonista. No hay grandes secuencias pirotécnicas ni momentos exagerados con uso de efectos digitales y las situaciones de violencia fueron trabajadas con el estilo de la vieja escuela.
El director buscó también irritar a los hipsters de la prensa norteamericana con momentos que seguramente generará una urticaria en los progres liberales. No falta el vendedor de armas campechano que asiste de onda a nuestro héroe en un momento clave y la escena donde Neeson le enseña a disparar un revólver al chico.
El tema de los narcos estuvo bien trabajado y muestra toda la logística que tienen detrás de sus acciones y el modo en que se filtran en las autoridades norteamericanas.
Una objeción para hacerle a esta película es el desperdicio criminal que se hace de Katherine Winnick (actriz de la serie Vikingos), cuyo rol termina completamente desdibujado en la historia.
Al principio amaga con tener un mayor relevancia y después queda marginada como si el director no hubiera sabido que hacer con el personaje. Después hay cuestiones argumentales que hacen ruido.
Por ejemplo, nunca se entiende por qué Neeson no cambia de vehículo para despistar a los narcos durante la persecución con la plata que tiene disponible.
Supongo que es un elemento que el director necesitaba para mantener a los villanos en marcha.
Al margen de esos detalles el film logra ser entretenido por más que no sobresalga dentro de los grandes estrenos del género que ofreció el 2021 hasta el momento.
Si la idea es desconectarse un rato con una de tiros con Liam Neeson el pasatiempo es efectivo.