Castillos de papel
La última película del director independiente Sean Baker (Tangerine, 2015) narra desde la perspectiva de un grupo de niños el lado gris de la ciudad de Florida. Conocida internacionalmente por sus atractivos parques de diversiones, el hogar de Mickey Mouse también representa un sitio de subsistencia para cientos de familias estadounidenses que conviven en los hoteles más marginales del distrito.
Moonee (Brooklynn Prince) es una niña de 6 años que junto a sus amigos del hotel Magic Castle pasa las vacaciones de verano molestando a los turistas y haciendo desmanes por doquier. Su madre, Halley (Bria Vinaite), es una veinteañera desocupada que apenas puede pagar el alquiler de una minúscula habitación para ambas con el dinero que gana mediante la venta ambulante y demás changas. En uno de los hoteles vecinos, una abuela con sus pequeñas nietas acaba de llegar y para Moonee será la oportunidad de conocer a una nueva amiga y sumarla a su pandilla.
A través del juego y la complicidad, los niños son los únicos que logran desconectarse un poco de aquella situación de vulnerabilidad socioeconómica que los envuelve, creando así su propio microcosmos. El encargado del hotel, Bobby (Willem Dafoe), es un tipo comprensible que tiene total conciencia de los infiernos que atraviesan las personas que llegan allí y por eso intenta de alguna manera proteger a los chicos de las sombras que bordean la miseria.
El drama de Baker se siente tan natural en la forma en que la cámara sigue a los pequeños y nos muestra a partir de su mirada cómo es vivir bajo la penumbra de un lugar pensado para albergar la magia del cine y los sueños imposibles que podría decirse que roza el género documental. La interpretación de los niños, sobre todo la de Prince con ese descaro y carisma que la caracteriza, resulta sumamente realista y conmovedora.
Uno de los aspectos a destacar dentro de la filmografía del director neoyorkino es que bajo ningún término pretende ser complaciente, vendiéndole al espectador un sentimentalismo barato y ultra enfatizado que constantemente es usado en la ficción para retratar a personajes excluidos por el sistema. Baker se sirve de la crudeza de la cotidianeidad y la ironía del sueño americano para entregarnos una mínima muestra de la realidad, cuyo impacto dramático radica en la simpleza narrativa.
“Este es mi árbol favorito, porque se cayó y sigue creciendo” le confiesa Moonee a su nueva amiga Jancey (Valeria Cotto). Una analogía que cala perfecto en la vida de estas niñas que a pesar de la tormenta continúan firmes, quizás mucho más que aquel castillo forjado a base de las falsas ilusiones de un régimen salvaje.