El gran hallazgo de The Florida Project es la ambientación, la forma en la cual es presentado ese mundo real que se sitúa al margen del otro mundo de fantasía (Disneyworld), coexistiendo en una perpetua contradicción. Los espacios kitsch y saturados de color cobran protagonismo y conocemos a los personajes mientras los recorren. Los niños, y en particular Moonee (Brooklynn Kimberly Prince), se mueven allí como si el sitio les perteneciera. Moonee es una niña extremadamente despierta e inquieta que se ha criado oyendo discusiones y peleas en moteles, el ruido de los autos en la autopista y viendo familias que van a pasar las vacaciones de sus vidas a ese mundo de ensueño al cual no puede acceder. Al igual que en Tangerine (2015), Sean Baker logra establecer en acciones e imágenes cargadas de significación las reglas de ese universo marginal y explota al máximo las posibilidades que ofrece.
Con respecto al argumento, la película se toma su tiempo para presentar el conflicto, el cual va emergiendo lentamente. Es recién rondando la hora de película cuando las cosas comienzan a complicarse realmente para Halley (Bria Vinaite), madre de Moonee, ya que comienza a tener problemas serios para subsistir económicamente y mantener a su pequeña hija. Es a través del fuera de campo que somos testigos del momento en el que Halley comienza a prostituirse, pero no lo vemos directamente sino a través de escenas en las que Moonee está en la bañera. Hay una progresión dramática que culmina cuando un cliente de Halley ingresa sin permiso al baño y luego Bobby, el encargado del motel, ve salir a un hombre de su habitación.
El personaje de Bobby (Willem Dafoe), es realmente entrañable. En determinado momento de la película podríamos confundirlo con el padre de Halley, ya que intenta evitar que su vida pierda el eje. Hay dos escenas para destacar. En la primera, mientras Bobby pinta las paredes del motel, vemos como un hombre se acerca a hablar con los niños. Rápidamente, Bobby entiende lo que está pasando (se trata de un abusador de menores) y es allí donde vemos el afecto que tiene por los niños y los vecinos en general, más allá de su aparente seriedad y rectitud. En otra escena, un cliente de Halley reclama por el robo de unas pulseras de acceso a los parques de diversiones que ella ya ha vendido a otro turista a mitad de precio. Bobby, en complicidad con Halley, la ayuda a deshacerse del hombre. Es allí donde finalmente entendemos que Bobby no es el verdadero antagonista por más que le recrimine a Halley la falta de pagos y la amenace con echarla. Bobby y Halley pertenecen a ese mismo universo tan bien retratado en la película, en contraposición al otro, inaccesible. Otro punto argumental a destacar es la dinámica en la relación entre Halley y su amiga, siendo muy cercanas en un comienzo para terminar en la escena en la cual Halley la golpea violentamente. Este proceso es síntoma del descenso a los infiernos de Halley, quien finalmente perderá a su hija, probablemente para siempre.
The Florida Project es una película en la que los niños son realmente los protagonistas, y los problemas de los adultos se van entretejiendo con escenas de juego, triviales. Esto no quita que la película posea muchas escenas de alto contenido dramático y con un trasfondo muy oscuro. Es curioso que la forma que tiene Halley de afrontar su vida sea también infantil. ¿Cómo y por qué llegamos a empatizar con Halley? Probablemente tenga que ver con el hecho de que debe afrontar su vida sola y tiene la responsabilidad de mantener a su hija. Esa es su gran debilidad.