Sean Baker (“Tangerine”) nos trae un duro relato sobre las familias que viven en la pobreza en el estado de Florida. Lo más interesante de la historia es que suele mostrarnos más que nada el punto de vista infantil. Hay pocas películas que abordan la inocencia y las emociones de los chicos como lo hizo “The Florida Project”.
El film se centra en una niña de 6 años y en sus amigos que pasan el verano en un pequeño motel muy próximo a Disneyworld, mientras sus padres y el resto de los adultos que los rodean sufren los efectos de la crisis económica. El realizador no tiene pelos en la lengua a la hora de mostrar ese panorama socioeconómico bastante desalentador, no obstante, evita caer en golpes bajos o en una actitud condescendiente.
La cámara se presenta como un testigo privilegiado que sigue muy de cerca a los personajes, dotando a la narración de cierta naturalidad y realismo. Baker incurre en la utilización de varios travellings que nos mete de lleno en ese mundo asediado por un capitalismo que no le otorga posibilidades a los más necesitados, y a ese ámbito de desidia, ineptitud y apatía parental de los progenitores modernos.
Lo más atractivo recae en la narrativa y en el don del realizador para mostrar a estos individuos desamparados de una forma emotiva, desgarradora y sincera. Todo esto se puede ver reflejado en un guion inteligente escrito por el director junto a su habitual colaborador Chris Bergoch, que se centra más que nada en la visión de los niños, ese ojo que no juzga y que mira todo siempre desde un lado optimista, franco, sencillo y risueño. Además, el trabajo de fotografía de Alexis Zabe nos ofrece mediante la saturación de los colores y la estridencia de los mismos, hacer énfasis en los contrastes que nos marca la historia; los moteles precarios en los que habitan los personajes entran en oposición a los parques temáticos de Disney y los clubes privados que se encuentran en las cercanías a esas menesterosas residencias.
Por el lado actoral, las interpretaciones que ofrecen tanto los niños como Bria Vinaite (Halley), la madre de la pequeña protagonista, son realmente destacables y logradas. Transmiten esa sinceridad que requiere la película. Willem Dafoe también hace un gran aporte al relato con la composición del encargado del motel, que tiene que lidiar con los individuos conflictivos y el mantenimiento del lugar. Un rol cargado de sutilidad y emotividad, algo que solo puede conseguir un actor de la talla de Dafoe. No por nada fue nominado a los Oscars como Mejor Actor de Reparto por el mismo papel.
“El Proyecto Florida” es uno de esos retratos sobre la pobreza realmente bien hechos que no profundizan en los aspectos trillados o facilistas de los mismos. Un relato por demás original que nos invita a verlo para descubrir cómo los niños ven la vida real y cómo lidian con los problemas cotidianos que muchas veces los mismos adultos no pueden afrontar.