Una narración atinada sobre la pérdida de la inocencia.
La pérdida de la inocencia en la niñez es un tema que se ha tratado sendas veces en el cine, pero casi siempre de una manera anunciada. Es de apreciar cuando un cineasta se anima a ilustrar dicha experiencia como lo que fue, algo repentino, doloroso y que viene para quedarse. Los norteamericanos tienen una expresión denominada “Pull the rug from under your feet” que significa “Sacar la alfombra de debajo de tus pies” Esa es la sensación que acertadamente comunica Sean Baker con Proyecto Florida.
Una rodaja de vida
Proyecto Florida cuenta la historia de Moonee, una niña de 6 años que vive y juega con sus amigos en un complejo hotelero de bajos ingresos. La historia oscila entre las travesuras que lleva a cabo y la convivencia con su madre, una joven mujer a quien se le dificulta alcanzar su supervivencia, teniendo que recurrir no pocas veces a métodos cuestionables para conseguirla.
Inicialmente, la película da la impresión de no tener un guion y que se trata de simplemente una serie de viñetas sobre el verano de una niña bastante particular. No es así. Lentamente y con paso seguro abandona esa serie de viñetas para adentrarse en lo que realmente es: las consecuencias que paga una hija por el ejemplo que recibe de su madre. Salta a la vista que en esa relación no falta amor y no hay una onza del antagonismo típico entre madre e hija, pero del mismo modo Halley es una madre que no hace el más mínimo intento por ejercer autoridad o sentar un buen ejemplo para su pequeña, y el comportamiento de esta es una consecuencia directa de aquella negligencia.
Para poder sentir esa progresiva destrucción de la inocencia como algo natural, se tiene que correr el riesgo de mostrar un montón de escenas que pueden parecer inconexas aunque ilustran la filosofía de vida de estos personajes. Se ilustra también su pequeño paraíso, muchas veces conseguido a expensas de otros, pero paraíso al fin, y cómo este puede ser destruido por la irresponsabilidad.
En esa palabra nos tenemos que detener, ya que la película muy sutilmente trata de esto: el riesgo de la irresponsabilidad en la paternidad. Trata de ilustrar que ser padre es una tarea que no se enfrenta a la ligera: es una prioridad que no puede ocupar un segundo lugar de ningún modo, manera, o forma. No hay lugar para egoísmos.
Sean Baker resuelve la gran mayoría de las escenas de la película en un solo plano, máximo dos. Es clave para entender cómo pudo sacar actuaciones tan eficientes de su reparto infantil, donde más de un integrante hace su debut: se requiere de intérpretes hábiles para cubrir una acción desde varios ángulos y que en todos esté la misma intensidad. Una movida inteligente que beneficia a la película y al lucimiento interpretativo.
Willem Dafoe es sólido y querible como el encargado del edificio. Destaca Bria Vinaite en su rol de la negligente madre de la protagonista. Desde luego, Brooklynn Prince sostiene con mucha dignidad su papel como la niña central de la historia.
Conclusión
Proyecto Florida es una atinada rodaja de vida, el paraíso de la niñez retratado con plena naturalidad tanto en su establecimiento como en su dura conclusión. Un ejercicio de paciencia narrativa que sabe cuándo experimentar y cuándo valerse de la tradición. Disfrutable.