Justicia poética
El director de Luces al atardecer y El hombre sin pasado incursionó en territorio francés (con diálogos en ese idioma) y no sólo no perdió su impronta (el tono tragicómico, su predilección por el humor absurdo, el amor por sus queribles perdedores, sus retratos de los bajofondos y la bohemia) sino que también se permitió cuestionar con dureza la política represiva del gobierno galo respecto de la inmigración africana.
En efecto, el film narra la historia de Marcel Marx (André Wilms, el mismo actor de La vie de bohème), un ex autor devenido lustrabotas (y cliente preferido de los bares) que ve cómo su esposa Arletty (Kati Outinen) se está muriendo de cáncer. Mientras tanto, conoce y da refugio a un niño (un inmigrante ilegal de Gabón que intenta llegar a Londres para reencontrarse con su madre), ante la intensa búsqueda de la policía de esa ciudad portuaria.
Pero no todo el contexto es tan duro, ya que Marcel contará con el apoyo de Monet (Jean-Pierre Darroussin), un veterano y duro detective salido de un film-noir, pero que en verdad posee un corazón muy blando. En esta historia entrañable, romántica, tierna y humanista (con una vuelta de tuerca propia de un cuento de hadas) tienen muy simpáticas participaciones especiales varios mitos franceses como Jean-Pierre Léaud, Pierre Étaix y el cantante local Little Bob, que ofrece en pantalla una performance a puro rock. Una auténtica joya.