Los finlandeses Aki y Mikas Kaurismaki basaron su cine en criaturas marginales que sorprenden. Esta comedia agridulce la dirigió Aki en la ciudad-puerto de Le Havre, Francia, para una historia de perdedores que, a su manera, saben ganarse su lugar en el mundo. Marcel, un bohemio, escritor frustrado, pasados los 50 años sobrevive como lustrabotas en compañía de su perro. Su encuentro con el joven Bolodin, un refugiado que llegó de África, sin papeles, será providencial. El muchacho no quiere que lo deporten. Arrastra un pasado de horror. Marcel lo oculta y lo proteje de inmediato. Un sabueso implacable ronda la zona con ganas de hincarle el diente. Pero para Kaurismaki ningún personaje es del todo detestable. En algún momento, todos muestran su cara más solidaria. Las cosas se le complicarán a Marcel por la enfermedad de Arletty, su mujer. Hay critica a burócratas y funcionarios públicos, con humor sardónico.