Donde habitan nuestras esperanzas
La última película de Aki Kaurismäki, El Puerto (Le Havre, 2010) se suma al continuo interés del realizador finlandés en narrar a partir de elementos cotidianos y personajes tan comunes y marginales. Esta vez pone su punto de vista en el tema de la migración, que ha sido tratado por varios cineastas y que seguirá trayendo nuevas historias dada su enorme actualidad.
En el noroeste de Francia, en la Alta Normandía, Marcel, un viejo vagabundo que trabaja como lustrabotas, recorre la ciudad cerca del puerto en busca de clientes. Vive debiendo dinero a un verdulero y a una panadera, sus únicos amigos, y siempre asiste a un pequeño bar donde se encuentra con otros vagabundos tan peculiares y bohemios como él. Ahí se cuentan historias sobre el pasado y beben toda la noche. Paralelamente a su mundo rutinario, siendo atendido por su esposa que hace todo por complacerlo, la policía y la cruz roja descubren un conteiner donde un grupo étnico proveniente del África viajaba, clandestinamente, con destino a Londres. Al ser descubiertos, un muchacho de dicho grupo se escapará, y entonces el comisario de la policía, caracterizado como Sherlock Holmes, tendrá la tarea de encontrarlo.
Una película centrada en los detalles, en la relación de los personajes, en sus conversaciones, y en las promesas. Marcel accidentalmente encontrará a este muchacho de color en el puerto y decidirá ayudarlo y esconderlo en su casa. El Puerto jugando con los convencionalismos del género policial y de aventura, será pausada en los primeros planos y en las actuaciones casi teatrales que, por ser excesivas en su naturalidad, rozará con el humor. Un montaje de estilo documental y una puesta en escena por momentos onírica y con tintes metafísicos, mostrará los distintos avatares de Marcel, quien desde su mundo marginal, intentará ayudar al muchacho a llegar a Londres. Irá descubriendo, junto con el espectador, cómo vive una etnia africana en esa parte el mundo.
El suspenso vendrá del enfrentamiento entre Marcel y el comisario, quién es ayudado por un personaje enigmático, caracterizado por Jean-Pierre Léaud.
Sin embargo, Aki Kaurismäki de forma inteligente, construye un relato humanista, lleno de emoción. Y, habitado por personajes poseedores de una bondad oculta, pone al espacio de El Puerto como el lugar donde se cumplen todas las esperanzas.