Una historia humana, tierna, romántica, delicada y llena de esperanza.
Esta historia se desarrolla en la ciudad portuaria de “Le Havre”. Allí vive Marcel Marx (André Wilms), un escritor retirado y bohemio, lustrabotas, casado con Arletty (Kati Outinen), su vida es rutinaria, pasa un tiempo en el bar donde escucha tango, están sus amigos, sus compras en la panadería donde suele comprar a fiado, el almacén, y su casa, donde lo espera su amable esposa, pronto notamos que sin ella no podría vivir.
En la zona los policías descubren un container con varios inmigrantes ilegales africanos, uno de ellos es un joven que logra huir. El protagonista va a la orilla de la costa para almorzar un sándwich, y de una forma muy extraña (como si fuera una sirena), este jovencito negro, tiene sumergido la mitad de su cuerpo, solo intercambian como dialogo gestos, mas tarde este le deja comida sin que nadie lo perciba una bolsita con comida.
A raíz de esto su destino sufrirá algunos cambios: su esposa debe ser internada de urgencia, y este chico refugiado de África, que humanamente acobija en su casa, a quien le enseña el oficio de lustrabotas e intentará que viaje a Londres para reencontrarse con su madre y todos los vecinos del lugar en son de solidaridad los ayudan. Cuando nos debemos detener a reflexionar, pensar, y preguntarnos: ¿los milagros existen? , ¿Debemos tener esperanza? y ¿los sueños?
El cineasta finlandés Aki Kaurismaki, (Un Hombre sin Pasado, Luces al Atradecer),denuncia los problemas de la inmigración clandestina en Europa, la discriminación, los rechazos de cierto sector de la sociedad, nos ofrece un relato con algo de humor, además es tierno, dulce e inteligente, contiene buenos planos, fotografía y un párrafo aparte para la música: Carlos Gardel y “Cuesta Abajo”, entre otros.