Zombies tecnológicos
Cuando en 2006 Stephen King escribió su novela "Cell", la telefonía móvil ya llevaba cerca de tres décadas en el mercado. King, un escritor con una imaginación prodigiosa para encontrar el terror allí donde parece que nunca puede ocurrir nada ?un hotel, un cementerio, un pueblo tranquilo- encontró inspiración en el potencial de conectar el mundo a través de un aparatito en apariencia inocente. Lo demás fue ingenio para ver cómo esos usuarios absortos podrían ser víctimas y protagonistas de nada menos que un apocalipsis.
Esta vez, y en la adaptación al cine de la novela de King que se conoce con el título de "El pulso", los zombies llegan en versión tecnológica. El filme tiene a dos protagonistas excluyentes, John Cusack, también productor, como un escritor que está a punto de reencontrarse con su hijo, y Samuel Jackson. Juntos intentan rescatar a un adolescente y escapar de los infectados por un pulso que llega a través del celular y que los convierte en asesinos y en una especie de manada de descerebrados. Allí la película gana unos puntos, al introducir la paranoia siempre vigente de la tecnología y la forma en que podría afectar a la sociedad, y una amenaza que llega a las personas a través de un dispositivo que según el filme usan seis billones de personas en todo el mundo y que las controla y las transforma en algo que no son.