Hay personas que están destinadas a marcar una época al cambiar el rumbo de su vida, y también la de los demás. Son los que toman el destino en sus manos, se apropian de él y no permiten que sea afectado por causas ajenas. Uno de esos “elegidos” fue Carlos Jáuregui, un reconocido activista por reclamar leyes y derechos de la comunidad LGBT.
El protagonista de esta historia dirigida por Lucas Santa Ana, después de terminar el colegio secundario en 1975, logró una beca para estudiar historia en Francia. Allí vivenció las manifestaciones callejeras de los gays y lesbianas para que sean respetados y tratados como seres humanos. Más tarde permaneció un tiempo en los EE.UU. hasta que, en 1982, retornó al país y durante el gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín comenzó su lucha. Fueron años duros, de persecución, maltrato y encarcelamientos para todos ellos. Pero él, con la experiencia traída del exterior, supo cómo enfrentar el problema. No fue fácil, hasta el año de su muerte, en 1996, peleó contra los políticos, los prejuicios sociales y su enfermedad.
Este documental está narrado de una forma convencional. Donde parece que la idea no es informar, sino homenajear a una persona que se destacó por sobre el resto. Por eso dialogan con sus amigos y compañeros de batalla. Con la utilización de fotos en blanco y negro, y a color, artículos de diarios y revistas, imágenes de reportajes televisivos, archivos de escritos contados con una voz en off, completan el argumento.
Quién lleva el hilo conductor del film, y charla con los entrevistados, es el periodista Gustavo Pecoraro, que también está involucrado en el guión y fue uno de los compañeros de militancia de Jáuregui.
La realización nos permite recordar aquella época, para los que la transitamos, y para las nuevas generaciones enterarse sobre quién fue el personaje en cuestión. Porque en los últimos tiempos se sancionaron varias leyes que fueron reclamadas en aquellos años, y que ahora, benefician a un montón de personas. Pero todo esto no es producido por generación espontánea, sino que hay un pasado que con este documental se lo recuerda.
El activista estuvo en el lugar indicado, en el momento justo. Y gracias a su personalidad arrolladora, su firmeza, valentía y convicción a prueba de balas, logró trascender y fue un guía, un referente en el cual, los que estaban excluidos y marginados pudieron apoyarse en él, estar contenidos y vislumbrar una luz de esperanza de poder ser unos simples ciudadanos como los demás y no ser perseguidos o señalados con el dedo acusador de los que no son como ellos.