Una figura como Carlos Jáuregui se merecía un documental como El Puto Inolvidable por su lucha, militancia, valentía, y generosidad; por haber sido un revolucionario, visibilizando la diversidad sexual en medio de un contexto heteronormativo que la consideraba como una perversión psíquica producto de una desviación biológica; por haber impulsado la marcha del orgullo gay cuando eran solo cuatro gatos locos; por enfrentar esta batalla en los tiempos que el SIDA acribillaba a sus soldados y generaba paranoia en la sociedad; por no rendirse en sus ideas utópicas y plantar las bases para leyes de vanguardia que vinieron después como incorporar la orientación sexual dentro de los factores discriminatorios, el matrimonio igualitario y la identidad de género.
Lucas Santa Ana reconstruye su vida de manera muy prolija, en un registro documental que se vale de imágenes de archivo audiovisuales y gráficas, entrevistas, planos de las locaciones por donde circuló Carlos y hasta por momentos una voz en off que jugaba a ser él mismo. El registro narrativo va tomando variaciones a medida que avanza la película. En una primera parte se van rescatando sus primeros años y la génesis de sus ideas que luego marcaron su lucha, con un rol preponderante de su amigo y compañero en activismo Gustavo Pecoraro, quien oficia de reconstructor de su historia. A medida que avanza el relato y entramos en sus años de militancia, los testimonios y el material de archivo cobran predominancia, y el texto cinematográfico va ganando en intensidad y emoción gracias a una notable labor de montaje.
Somos testigos de la primera marcha del orgullo gay en Buenos Aires, sus disputas con algunos sectores de la Iglesia, el dolor de la pérdida de su pareja y su hermano por causas del HIV, su activismo firme y su apertura hacia nuevos colectivos, los testimonios de sus amigos y compañeros de militancia en el que podemos ver, entre otros, a la gran activista como Lohana Berkins defensora de los derechos de la comunidad trans.
Carlos Jáuregui fue de esas personas que llegaron al mundo para facilitarle la vida a las generaciones venideras y esta película más que un reconocimiento es una visibilización histórica de la lucha que tuvo a través de los años la comunidad GLTBI para lograr algunos derechos que en los años 80´s eran impensados.