A cualquiera le puede pasar...
Un Hombre común, por Manipulación de una Causa Judicial, 30 años de prisión.
Enrique Piñeyro nos movilizó con denuncias, declaraciones, e investigaciones, en sus anteriores films “Whisky Romeo Zulu” y “Fuerza Aérea Sociedad Anónima”, ahora mucho mas modernizado e innovando nuevas técnicas en “El Rati Horror Show”.
El 25 de enero de 2005 Fernando Ariel Carrera, un joven comerciante de 30 años, sin antecedentes penales, casado y con tres hijos, se encontraba en su auto a pocos metros del Puente Alsina, esperando que el semáforo le diera luz verde para cruzar desde Pompeya a Lanús
Al mismo tiempo, efectivos de la Comisaría 34 buscaban a tres ladrones en un auto blanco –ese era el único dato que tenían que en la zona habían realizado dos robos. Al ver el Peugeot 205 blanco de Carrera, los policías, dispuestos a detenerlo, se dirigieron hacia él a bordo de un auto sin sirena ni insignia alguna que los identificara como de la Policía Federal.
Carrera pensó que se trataba de una banda de ladrones y así comenzó una frenética persecución que termino con tres personas atropelladas, un violento choque y Carrera con ocho disparos en su cuerpo.
Con pruebas policiales, documentos fotográficos y televisivos, cámaras ocultas, y recreación ficcional de los hechos, efectos especiales que nos muestran con alegres marionetas a los personajes involucrados en la causa, y un excelente despliegue tecnológico de animación, el film va descubriendo la corrupción policial, y complicidad de los jueces en este caso real de un hombre que fue condenado a 30 años de prisión por un crimen que, según la investigación del autor, no cometió.
Por momentos la gran presencia y “actuación” de Enrique Piñeyro nos distrae de la película, y parece sobrar dentro de la misma. Se produce una metralleta de información, que con la lentitud del narrador, hace que sea difícil seguir el hilo de la causa.
Por otro lado, el merito de “meter el pecho” a la denuncia y ver durante toda la película que Piñeyro no tiene pelos en la lengua, e investiga con nombre y apellido los hechos, desenmascarando a peces gordos de la laguna de la justicia, se merece el mayor de mis respetos. El tipo se animo a hablar y denunciar a un fuerte poder, y eso no es poca cosa en la Argentina.