Un ratón en España
Antes de continuar escribiendo hay que hacer una aclaración importante. La película que acá y en toda Latinoamérica conoceremos como El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, es en verdad una película española, estrenada a principios de este año en el país ibérico, llamada La gran aventura de Los Lunnis y el libro mágico.
¿A qué se debe este cambio? A que Los Lunnis son poco o nada conocidos fuera de España, y se pensó en un título que sea atractivo para vender en varios países.
¿Por qué no ponerle Ratón Pérez también en España, siendo que la historia original de ese personaje en verdad data de ese país? Porque el Ratón Pérez dista mucho de ser el protagonista de esta película ¿Un título caza bobos?
Los Lunnis es un programa de la TVE, que se emite ininterrumpidamente desde 2003 con mucho éxito y varias repeticiones. Se trata de una serie compuesta por sketchs protagonizados por coloridos títeres, al mejor estilo Los Muppets, para un público infantil de la primera etapa.
Quienes lo hayan podido ver sabrán de su humor ultra naïf, sus historias bien simple, y su didactismo para enseñar diferentes cuestiones al estilo de Elmo o Plaza Sésamo. El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico es su séptima película, y la primera en co-producción con Argentina.
Probablemente, la inclusión de El ratón Pérez en este asunto tenga que ver con la elección de su director, el experto Juan Pablo Buscarini, director de las dos películas anteriores del personaje.
Mar en el país de las maravillas literarias
El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico cuenta la historia de Mar (Carla Chiorazzo), una niña a la que su abuelo le contaba cuentos clásicos todas las noches.
Mar es maltratada por sus compañeros en el colegio por creer que las fantasías son reales, tal como le dijo su abuelo. Aún su maestra, a la que no se muestra como alguien malvado, la expone de modo denigrante frente a sus compañeros por esta cuestión. Por lo cual, ella decide abandonar esa creencia y guardar todos los libros y juegos de su habitación.
En el universo en que transcurre El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, Los Lunnis conviven en natural armonía con los humanos, como si fuesen uno más, aunque algunas frases nos dan a entender que son diferentes, especiales.
Los Lunnis son niños muy coloridos, para nada realistas y muy inocentes. Son los compañeros de colegio y únicos amigos de Mar, sin ningún tipo de presentación o explicación previa.
Paralelamente, hay un personaje, Crudo (Bruno Oro), director de una fábrica con una estética muy similar al expresionismo ruso, que debe cumplir con un legado familiar. Descree de todo lo que sea fantástico y quiere apoderarse del mundo de la fantasía para terminar con él.
Para cumplir su cometido, Crudo debe poseer un libro en el que se encuentran todos los cuentos; y para abrirlo necesita de un objeto y una palabra mágica, “Apetesembre”.
Cuando finalmente Crudo se salga con las suyas y entre al mundo de las fantasías, Lucrecia (Lucrecia, la animadora del programa de Los Lunnis) deberá convocar a Mar y a Los Lunnis como guardianes del libro, para que también ingresen a ese mundo y vuelvan las cosas a su lugar; pero para eso, primero, Mar debe volver a creer.
Todas las historias, todas
Este marco será el puntapié para una aventura en la cual, por un lado Mar y Los Lunnis, y por otro Crudo (a los que más tarde se les sumarán los personajes de El mago de Oz), transiten ese colorido mundo y se vayan encontrando a cada paso con diferentes personajes de cuentos y novelas juveniles clásicas que los guiarán hasta el destino final en la búsqueda del preciado objeto.
León, Hombre de hojalata y Espantapájaros de El mago de Oz, Alicia de la novela de Lewis Carrol, El rey Arturo y Merlín, Pinocho, Passepartout de La vuelta al mundo en Ochenta días, entre otros, son presentados con vueltas de tuerca y bastante gracia (sobre todo un Pinocho vendedor de autos usados).
¿Y El ratón Pérez? Habrá que esperar casi llegado el final para velo como otro de esos encuentros, aunque su relevancia en la resolución sea algo más importante que la del resto; pero lejos está de cumplir un rol protagónico como sugiere el título local.
El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico, buenas intenciones
Las intenciones de El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico son claras y nobles. Trata de acercar la literatura clásica y el placer por leer a los más chicos. El modo en que lo hace no está mal y es bastante ingenioso. Un guiño en la habitación de Mar con un libro del Capitán Calzoncillos, historia con algunos puntos en común a esta, es simpática. Hay que sumar también que Buscarini ee un director experto en cine infantil, y logra una puesta algo plástica pero muy llamativa y efectiva, con buenos efectos, y que Los Lunnis interactúan aceitádamente.
Pero todos sus logros se recienten por un tono demasiado infantil. Cualquier niño mayor a los seis años, ni hablar de los adultos, notará que El ratón Pérez y los guardianes del libro Mágico, en varios tramos los subestima.
El humor de Los Lunnis es demasiado simple, con líneas de diálogos entre anticuadas y poco ingeniosas. También se trata de un musical, y salvo un cuadro coreografiado muy correcto en la fábrica, el resto de las canciones no son muy elevadas, se sienten viejas, y la entonación e interpretación de Carla Chiorazzo es perjudicial. A nuestra versión hay que sumarle un extraño doblaje en neutro hecho por los propios españoles, que nunca termina de sonar bien.
Así como hay momentos muy simpáticos, hay varios tramos bastante irritantes que terminan por nivelar hacia abajo.
Las anteriores entregas de El ratón Pérez cumplían con entretener eficazmente a chicos y grandes, de un modo muy logrado. Esta vez, Juan Pablo Buscarni pone empeño y talento, pero el material de origen al que la película está al servicio, Los Lunnis, hace que El ratón Pérez y los guardianes del libro mágico no sea una película tan satisfactoria como pudo haber sido.