En toda película con conflicto de familia disfuncional hay una lógica que nunca se altera pero afortunadamente ese no es el caso de esta película donde la debutante Katie Jarvis se luce en un rol dotado de matices y de gran exposición emocional. La directora Andrea Arnold confirma la precisión a la hora de dirigir, como ya lo había demostrado en la sugestiva Red road. En este caso moviéndose por los recovecos de lo políticamente incorrecto evitando caer en lugares comunes y con un fuerte despojo de sentimentalismo que le permite tomar la distancia justa en el retrato crudo de sus personajes y situaciones…