Servir al país
El reencuentro (Last Flag Flying, 2017) es una comedia dramática dirigida, co-escrita y producida por Richard Linklater, reconocido por las películas románticas Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes de la medianoche. Está basada en la novela homónima del autor Darryl Ponicsan, que también participó en la escritura del guion. El reparto está compuesto por Steve Carell, Bryan Cranston, Laurence Fishburne, Yul Vazquez, J. Quinton Johnson, Graham Wolfe y Deanna Reed-Foster.
En diciembre de 2003 el ex ayudante médico de la Marina Larry “Doc” Sheperd (Carell) ingresa al bar de Salvatore Nealon (Cranston), sargento retirado que, 30 años antes, fue su compañero en Vietnam. Luego de ese primer reencuentro, Larry convence a Sal de ir hacia una iglesia. Allí está predicando Richard Mueller (Fishburne), hombre que también fue soldado junto a ellos. Larry, que hace un par de días se enteró que a su hijo lo mataron en Bagdad, les pide a Sal y Richard que lo acompañen a enterrarlo. En ese viaje resurgirán tanto anécdotas divertidas como momentos duros de la etapa más oscura de sus vidas, a la vez que se darán cuenta de que muchas veces su propio gobierno les miente.
Esta es una película de carretera (road movie) por lo que si no se cuenta con un guion ameno y buenas interpretaciones, el producto podría venirse abajo desde los primeros minutos. Por suerte, Linklater es experto en contar historias de este estilo, en las que el foco está puesto en los personajes y lo que tienen para expresar. Así conocemos a los tres ex infantes de la Marina, cada uno con una personalidad marcada que contrasta con la de los demás y produce situaciones súper divertidas.
Steve Carell como Larry consigue transmitir el dolor que siente debido a la pérdida, la cual no es un aspecto nuevo en su vida. Su postura (apocado) y forma de hablar (bajito) denotan vulnerabilidad cada vez que está en pantalla. Pero para que la película no se convierta en un dramón tenemos a Bryan Cranston en el papel de Sal: su personaje es charlatán, malhablado, entusiasta, borracho y frontal, lo que genera choques muy agradables de ver con el Pastor. Sal nunca fue ni será creyente y su forma de ser no tiene nada en común con la seriedad y respeto que impone Richard, señor que siempre se atiene a las reglas.
Aparte de las logradas actuaciones, la película se destaca por las críticas que expone al sistema de la guerra. Con mayor o menor ironía, se deja en claro que uno puede no estar de acuerdo con el gobierno de su país, que la confianza rápidamente se pierde cuando se descubre la verdad y que Estados Unidos actúa como invasor, por lo que es obvio que no tendrá una cálida bienvenida en Irak. Las palabras “honor”, “héroe”, “orgullo” e “inspiración” salen de la boca del Coronel repetidas veces, cuando lo único que Larry desea es tener a su hijo de 21 años vivo y no un mensaje poco creíble de que el presidente lamenta su pérdida.
El clima del film, lluvioso o muy nublado, aporta una atmósfera lúgubre que combina a la perfección con lo que está sucediendo. Sin embargo hay algo que no encaja: en el desenlace pareciera que se quiere dejar una idea feliz sobre servir al país, lo que se contrapone con todo lo que se venía hablando anteriormente.
Es probable que El reencuentro afecte en mayor medida a los norteamericanos, a pesar de ello la química entre Carell, Cranston y Fishburne será un deleite para cualquiera que conozca el cine de Linklater.