“El Reencuentro”, o “Last Flag Flying” en su título original, es el más reciente trabajo de Richard Linklater (“Boyhood”), director con una amplia y heterogénea filmografía, que en esta oportunidad se mete de lleno en la cuestión bélica que rodea a la sociedad norteamericana.
Linklater dirige este melancólico y nostálgico drama con tintes de comedia que está basada en la novela homónima de 2005 del escritor Darryl Ponicsan, quien además ofició como guionista de la obra. La historia es una secuela del primer libro del escritor estadounidense titulado “The Last Detail”, el cual también fue llevado a la pantalla grande por Hal Ashby en una cinta protagonizada por Jack Nicholson y Randy Quaid.
La película estrenada el año pasado relata los acontecimientos que rodean a tres veteranos de la guerra de Vietnam -Doc (Steve Carell), Sal (Bryan Cranston) y Mueller (Laurence Fishburne)– los cuales se reúnen en el año 2003 para enterrar a Larry Jr., el hijo de Doc, que ha muerto en combate en su primer año en la guerra de Iraq.
El largometraje que nos ofrece Linklater arranca con una atractiva premisa que balancea bien el drama, algunos alivios cómicos e interesantes cuestiones sobre el duelo, la pérdida de los familiares y el concepto de la amistad. No obstante, lo más llamativo y admirable de la obra tiene que ver con una profunda crítica antibélica que busca enfrentar a la sociedad norteamericana sobre las pobres motivaciones belicosas del país y su tendencia a enviar a jóvenes ante un panorama desfavorable por meros temas relacionados al poder. Un mensaje interesante que se produce desde el propio seno del conflicto, de la mano de un autor avezado que presenta su trasfondo ideológico de manera correcta y sin ofender los mecanismos patrióticos de su país. Sin embargo, en la segunda mitad del relato se diluye un poco esta propuesta inicial al incurrir en ciertos momentos políticamente correctos.
A pesar de esto, el film se mantiene gracias a las destacadas interpretaciones de los protagonistas que logran encontrar el tono indicado en sus labores para llevar a buen puerto una historia que se extendió un poco más de lo que debía. Carell, Cranston y Fishburne generan una química bastante acertada en estos veteranos que se encuentran mucho tiempo después del conflicto del que participaron y en una situación contraproducente.
Linklater nos ofrece un punto de vista sincero, en el cual se ponen en tela de juicio los aparatos nacionalistas estadounidenses que muchas veces intentan generar un sentimiento de identificación con sus ciudadanos por medio del falso optimismo. “Lo mandaron al medio del desierto. ¿Por qué? ¿Quién sabe? No fue para proteger la patria. Al igual que la jungla a la que nos mandaron a nosotros. No era una amenaza. Y después me lo mandan de nuevo en esto, con más mentiras. Un héroe, honores, Arlington”. Con esta frase quedan evidenciados varios de los planteos del largometraje. Las autoridades le informaron a Doc que su hijo había muerto como un héroe, pero luego descubrimos que no es tan así, y es en esos momentos donde la película funciona.
“El Reencuentro” es un road movie que, si bien transita algunos lugares comunes, sale adelante gracias a las actuaciones de sus protagonistas, la profunda mirada del director y su lisa y llana sinceridad a la hora de relatar los hechos relacionados con la familia, el dolor, la pérdida, el patriotismo y la amistad.