Hay varias maneras de retratar la tristeza desoladora que representa la guerra. El cine norteamericano, en algunas instancias más crudas que otras y con resultados igual de variados, nunca le escapó a este desafío. Si bien hay realizadores que se enfocan en el conflicto per se, otro punto de vista interesante a nivel dramático es lo que pasa después del conflicto y las cicatrices que deja en sus participantes. El Reencuentro, el más reciente título de Richard Linklater en llegar a las salas argentinas, se inscribe dentro de esta vertiente.
Heroísmo cuestionado
Es el año 2003. Doc, un veterano de la Guerra de Vietnam, le pide a Sal y Mueller, sus compañeros de unidad, un favor muy particular: que lo acompañen al funeral de su hijo, quien falleció durante el conflicto armado en Irak. Este viaje de una punta a la otra de los Estados Unidos no estará exento de conflictos ideológicos, aparte de la presión de un Coronel de la Infantería de Marina que desea que se siga el procedimiento a como dé lugar.
Durante la primera mitad, la película ofrece interesantes intercambios entre los opuestos que son los protagonistas, pero llegada la segunda mitad comienza a desinflar en favor de un naturalismo que -aunque certero y nos permite conocer en mayor profundidad cómo piensan estos personajes- no aporta mucho a la trama como un todo.
Cabe aclarar que el tema de la película es la verdad y la dignidad, cuando una importa más que la otra y, en particular, cuando se trata de los caídos en una guerra. Si bien durante la primera mitad esta temática nutre gran parte de los conflictos, es afectada por el desinfle de la segunda mitad, trayendo como consecuencia una confusión sobre el mensaje que quieren dar. ¿Cuál termina ganando? ¿Cuál termina siendo más importante según lo que quieren narrar? La confusión también se genera porque ese debate no se sostiene en la segunda parte tanto como en la primera, haciendo que el revés de la resolución parezca comprensible aunque un poco forzado.
En materia actoral, el reparto es sobresaliente. Tanto Bryan Cranston, como Laurence Fishburne y Steve Carell entregan potentes y muy humanas interpretaciones, aunque debe decirse que el carisma de Cranston es el que no pocas veces saca a la película del atolladero. En materia técnica no hay mucho para destacar más que una fotografía y montaje prolijos que están alineados a lo que se ofrece en materia interpretativa.
Conclusión
El Reencuentro es una película que si bien no podría estar mejor en el apartado interpretativo, presenta desniveles narrativos que le juegan en contra. Si lo que les interesa es ver a tres solidos actores hacer lo que saben hacer mejor, tal vez le quieran dar una chance; pero por la historia en si misma, eso ya es harina de otro costal.