Claire Breton es una experimentada partera, madre soltera de un estudiante de medicina, que vive sola, come sano, no fuma ni bebe. La mujer, una estupenda Catherine Frot, parece poner todo su corazón en su increíble trabajo, trayendo niños al mundo. Sólo en el jardín que cultiva parece desacartonarse y permitirse la risa franca. Así se encuentra con una antigua amante de su padre, que se suicidó poco después de que ella lo dejara. Por ese recuerdo doloroso, Claire accede a encontrarse con gran reticencia. Pero Beatrice -gran trabajo de la gran Catherine Deneuve, en un papel ideal- es una mujer en decadencia, enferma de cáncer y maestra en el arte de disimular la ruina con glamour. La nueva película del director de la premiada Seraphine es una complaciente crónica de esta relación, que arranca con desconfianza y termina con profundo afecto, mientras parece traccionar otros cambios en la vida de Claire. Sin sorpresas ni grandes pretensiones, una película concebida para gustar y emocionar que gusta y emociona gracias a su mayor virtud: la performance de sus fantásticas intérpretes.