Ni tanto ni tan poco
Una compleja historia familiar es el punto de partida de “El reencuentro”, la última película del actor y director Martin Provost, de quien el año pasado se conoció “Violette”. Como en aquel caso, en “El reencuentro” Provost va de lo macro a lo micro, como si se aproximara lentamente de una toma panorámica a un plano detalle.
En “El reencuentro” enfocaba en la relación entre Violette Leduc y Simone de Beuvoir, desde el punto de vista de Leduc y ahora describe el vínculo entre Claire (Catherine Frot), una mujer madura, y Béatrice (Catherine Deneuve), la amante de su padre fallecido.
El mundo perfectamente ordenado de Claire, partera en una pequeña clínica que ama su profesión, tambalea antes la posibilidad de quedar sin trabajo, sumado a la paternidad inesperada de su hijo y a la reaparición de Béatrice.
Uno de los aciertos de Provost, también guionista del filme, es abordar circunstancias dramáticas sin olvidar el humor, además de atreverse a delinear personajes comunes y en apariencia bastante conservadores que, sin embargo, sorprenden con facetas de extravagancia, ironía y falibilidad. Como la vida misma.