Ozon: otra película de un cineasta particular
Hace pocas semanas se estrenó "Ricky" de este particular director francés que indudablemente encuentra un placer especial en la búsqueda de expresión mediante distintos géneros y diferentes propuestas estéticas y de estilo cuando aborda la dirección de cada una de sus películas. Su último trabajo "El Refugio" abre con un primer capítulo extremadamente duro: una pareja joven, adicta a la heroína, consume hasta perder la noción del tiempo. Son unos pocos minutos en donde Ozon puede mostrar con extrema crudeza, una sensación de asfixia, de locura y de pérdida. A los pocos minutos, cuando la madre del muchacho entre al departamento con unos potenciales compradores, encontrará a su hijo muerto y a su novia, Mousse, en estado de coma.
Mousse va a despertar, pero para enterarse en el hospital que está embarazada de 8 semanas. Ella no quiere abortar -como pretende la familia de su novio, típicamente burgueses de la clase alta francesa-.
Elige entonces recluirse en una casa de las afueras de París, préstamo de un hombre que ha tenido en algún momento un vinculo sentimental con ella.
La visita de Paul, el hermano de su novio fallecido da lugar al inicio de una nueva relación y a que Ozon pueda abordar algunos temas recurrentes.
En "El refugio", Ozo vuelve sobre la maternidad (que aparece fuertemente en "Ricky"), la reclusión y la desaparición (como en "Bajo la Arena") y principalmente con el personaje de Paul, es nuevamente la ocasión de tocar temas vinculados con una mirada activa sobre la comunidad homosexual (ya sin un tinte dramático como en "Tiempo de Vivir" sino con una mirada esperanzadora sobre la pareja y la posibilidad de ejercer la partenidad y de inserción en el ámbito social y familiar).
La principal ventaja en el relato de Ozon es su sencillez, pero por sobre todo la mirada completamente despojada de sentencias que cubre a sus personajes. Brinda una mirada amorosa que permite entregarles la posibilidad de redención, cada uno en su camino y de reformular lo vivido y el tiempo por vivir.
Con un relato mucho más convencional que en su ultima entrega ("Ricky") y con una ajustadísima actuación de Isabel Carré en el rol protagónico de Mousse casi excluyente para la construcción de esta película (con un trabajo en las antípodas de las desquiciada de "Anna M - Obsesionada" o diferente al paso de comedia de "La cliente") y con la presencia magnética de Louis Ronan – Choisy en el rol de Paul; este último trabajo de Ozon lo sigue mostrando en su madurez creativa.
Nos deja en su final, los enigmas presentes inequívocamente en el cine Ozon desde siempre, los temas que deja abiertos para la reflexión, en una nueva e interesante incursión en su mundo.