El pasado los condena
El debut como director del actor australiano Joel Edgerton es un auspicioso thriller psicólogo que por momentos cae en lugares comunes del cine de terror.
El regalo es un inquietante y efectivo thriller psicológico, pero también una película de terror del montón, que pisa el palito de los lugares comunes de ese género. Felizmente, en la ópera prima del actor australiano Joel Edgerton (Éxodo: Dioses y Reyes, El Gran Gatsby) se prioriza más lo primero que lo segundo, dando como resultado un producto por demás satisfactorio.
Simon (Jason Bateman) y Robyn (Rebecca Hall) son un matrimonio aparentemente feliz recién mudado a los suburbios con el objetivo de comenzar una nueva vida después de serie de eventos recientes poco venturosos. Allí se cruzan con Gordon Mosley (el propio Edgerton, también productor y guionista), quien conoce a Simon del colegio secundario. Él, en cambio, no lo recuerda –o dice no hacerlo- ni parece demasiado interesado en restablecer el vínculo. Gordon, por el contrario, aparecerá una y otra vez en la flamante casa de la pareja, siempre con curiosos regalos en mano y con intenciones –bastante torpes y evidentes, por cierto– de seducir a Robyn.
Durante esta primera parte, el film adopta el punto de vista de ella, apuntando a una suerte de obsesión de y por Gordon y convirtiéndolo en potencial eslabón disonante dentro de la apacible vida del matrimonio. Después se verá que las cosas no son como aparentaban, sobre todo cuando se develen los hechos del pasado en común entre Simon y Gordon, haciendo de la historia una compleja telaraña de engaños y verdades silenciadas durante años. El problema es que esto se hará no sólo a través la propia dinámica de la relación de los personajes y todos los cambios que ellos exhiben durante el metraje, sino también de algunos sustos innecesarios creados a fuerza de golpes de sonido.