Lo pasado ¿pisado?
Alfred Hitchcock dijo: “Para hacer una buena película solo necesitas tres cosas: el guion, el guion y el guion”. Y esta consigna parece estar clara en The Gift. Joel Edgerton escribe y debuta en la dirección de este thriller psicológico que plantea algo simple como ¿qué pasaría si alguien de nuestro pasado aparece otra vez?
Simon (Jason Bateman) se muda con su bella esposa Robyn (Rebecca Hall) a California. Una tarde mientras compran artículos para el hogar aparece un hombre (Joel Edgerton) que resulta ser Gordon, un ex compañero de la secundaria de Simon. Luego de los saludos de rigor quedan en comunicarse pero una mañana aparece en la puerta de su casa una botella de vino enviada por Gordon, quien les dará cada vez más regalos, lo que pondrá a Simon en un aprieto ya que oculta un hecho del pasado que involucra a Gordon.
La premisa del “secreto oscuro oculto” ya ha sido vista muchas veces pero pocas de manera tan tangente. Es tan verosímil que podría llegar a pasar. La intensidad de la película crece hasta puntos que realmente hacen poner incómodo a quien está mirando y espera que, pese a todo, las cosas salgan bien al protagonista; los últimos minutos generan un tensión que pocos films han logrado en los últimos años.
Jason Bateman se despega y da un personaje totalmente diferente a los anteriores de su carrera en comedias ligeras como Horrible Bosses (Quiero matar a mi jefe, 2011). Por su parte Rebecca Hall crea una ingenua Robyn que conforma el nexo entre el misterio y el espectador, es desde su punto de vista que se intenta descubrir que hay detrás de la relación entre los ex compañeros. Joel Edgerton completa su tríada encarnando al misterioso Gordon el cual genera desconfianza desde sus acciones y sus dichos. No es adecuado decir mucho para tener una sorpresa genuina en la pantalla, no sería extraño que alguno de los tres reciba una nominación a los premios de la industria.
El Regalo se consolida como un buen thriller psicológico que aunque va de menor a mayor no puede evitar desinflarse en algunos pasajes pero nada que la perjudique, aunque tiene un cierre perfecto hubiese estado acorde una escena más donde muestre el destino de dos de los protagonistas, sobre todo del personaje de Rebecca Hall.
La conclusión que se saca viéndola es que aunque crea que todo va bien, la vida puede dar un vuelco y de repente el pasado no está tan enterrado como se creía.