Con toda la parafernalia de género que trae aparejada la productora Blumhouse, es un poco contraproducente el resultado de vender a The Gift con el copete "de los productores de Insidious". Más que nada porque toda la promoción de la película del actor, ahora guionista y director, Joel Edgerton hace pensar que estamos frente a una película de terror o a lo sumo una de suspenso, pero su propuesta es un drama humano ante todo, con pinceladas bastante oscuras por cierto.
Como muchas otras compañeras del género -etiqueta que The Gift apenas comparte- todo comienza con una agradable pareja mudándose a un barrio suburbano. Hay un drama familiar de por medio que yace bajo la sombra del matrimonio y ha creado cierta tensión entre ellos, aunque claramente se aman. La llegada imprevista de un compañero de secundaria de él comienza a destapar poco a poco problemas más graves, que revuelven el pasado de ambos hombres y también arroja cierta luz por sobre quién es realmente la persona con la que uno se enamora, se casa y elige compartir un mismo techo.
Uno de los grandes aciertos de la película, además de su sólido guión que va acrecentando el drama y la sensación de desesperación con cada segundo que pasa, es el elenco. Mientras que Edgerton se guardó para sí mismo el papel del atribulado y extraño Gordo, y Rebecca Hall acompaña a la trama como la dañada y sensible mujer que va descubriendo la otra cara de su esposo, la sorpresa la trae Jason Bateman, quien se destaca muchísimo en un papel fuera de lo usual para él. Estamos acostumbrados a verlo en muchas comedias, siendo el personaje gracioso pero serio, y en un principio esas cualidades funcionan para creer que su Simon es un hombre agradable. Pero cuando el terreno se vaya poniendo fangoso, es ahí cuando Bateman saca a relucir sus dotes dramáticas y le aporta mucho peso a la historia. Es un detalle que los actores con carrera en la comedia suelen aprovechar bastante, el salto de un género a otro, y al verlo en un papel totalmente diferente ayuda mucho a creer la situación que está viviendo.
Dejando de lado algún que otro sustillo para justificar su entrada en el panteón del suspenso/terror, Edgerton dirige con recato su ópera prima, silbando bajito pero siempre subiendo el volumen y poniendo incómodo al espectador con ese ambiente opresivo y oscuro con el que filma. No quiero adelantar mucho de la trama, pero lo que en un principio puede parecer trillado y hasta predecible se va convirtiendo en asfixiante, hasta un clímax no apto para cardíacos. Vale la pena haber seguido la historia de cerca y familiarizarse con los personajes, porque el desenlace va a dar que hablar.
The Gift es una de esas sorpresas que de vez en cuando entrega la cartelera. Disfrazada de película de suspenso y hasta horror, el resultado final es un pesado drama que tiene la maravillosa cualidad de incomodar pero sin recurrir a la violencia pura o regodearse con la sangre. Denle una chance, no se van a arrepentir.