Bienvenida esta historia que recupera el mejor relato de suspenso/terror con claras reminisencias a la obra de uno de los maestros del género como Stephen King.
Es inevitable que “El regalo” (USA, 2015) no sea comparado con alguno de los cuentos de este autor, ya que el filme de Joel Edgerton (que por cierto debuta con este relato en el séptimo arte) intenta a lo largo de dos horas, construir una película con una tensión in crescendo que sorprende con mínimos gestos y un registro casi minimalista de producción.
Además, la proliferación de planos detalles y primeros planos, pone en evidencia que lo suyo es respetar las leyes del género para así responder a los amantes del terror y claro está, fundar su verosímil.
En “El regalo” una pareja (Jason Bateman, Rebecca Hall) deciden alquilar una ampulosa y solemne casa en la que intentarán empezar una nueva vida. Trabajo nuevo, vida nueva, es el lema de ambos, quienes se trasladan a la vivienda para poder cada uno cumplir con algunas de sus metas.
Él buscará rápidamente ascender en una empresa de venta de sistemas de seguridad y ella buscará poder nuevamente lograr escribir relatos, y, si puede, relajarse para lograr un embarazo seguro y que termine en buen puerto. Esto es lo que se deduce de algunos índices que Edgerton va dejando a lo largo de la narración pero que nunca termina de confirmar.
Un día mientras escogen algunos adornos y muebles para la casa un misterioso caballero se acerca a ambos e intenta que Simon (Bateman) lo recuerde de su pasado. Aparentemente Gordon (el propio Edgerton) era un ex compañero de secundaria con el que Simon comparte algún misterioso secreto que no conoceremos hasta finalizar el relato.
Desde ese momento Gordon comenzará a visitarlos y a hacerles obsequios sin poder impedirlo, y a pesar que Simon le deja en claro que de alguna manera no desea que se acerque a él o a su mujer, el hombre persiste en su idea de recuperar un vínculo que el solo desea mantener.
“El regalo” avanza con habilidad y con un registro tan lábil entre el terror, el suspenso y el drama, que pese a ciertos convencionalismos, termina por consolidar su propuesta a partir de una intriga que no cesa en ningún momento.
Edgerton delante y detrás de cámara hipnotiza, y sabe que en lo recurrente de la trama y en lo potente de una idea simple como la de alguien acechando a otro, hay escondido un relato que habla de el estado de las relaciones actuales a partir de la casi nula interacción o de la falsedad de ciertos vínculos.
Simon intentará eliminar de su vida a Gordon, porque sabe que, tarde o temprano, las cosas se complicarán con su mujer, sabiendo que ese secreto que cementa la relación y el vínculo terminará por complicarlo cuando ésta comience a investigar qué es lo que realmente paso con ambos en el pasado.
Interesante propuesta que busca el efecto y la sorpresa para poder afianzar su disparador, “El regalo” cumple con lo que promete y avanza un poco más para consolidar su idea aterradora del pasado como regalo y lugar recurrente fundador de miedo.