Una vez abusivo, siempre abusivo
Algo tendrá Jason Bateman, que en cada película que participa, sea el género que sea, éstas siempre tienen un giro argumental inesperado que las hace destacables. Esta vez bajo la dirección, guión y papel antagónico en manos de Joel Edgerton y junto a la dúctil Rebecca Hall crean un film íntimo, donde la economía de gestos y las grandes discusiones entre miradas se llevan todo el protagonismo y donde nada termina siendo lo que parece.
Por razones laborales de Simon -Jason Bateman- junto a Robyn -Rebecca Hall- se mudan a los suburbios californianos. Es allí donde él se encuentra con Gordon -Joel Edgerton-, viejo compañero del secundario de Simon. La fría charla de presentación sienta las bases de la película, Simon no quiere saber mucho del tema y Robyn es la que se siente más bienvenida y le da pie a “Gordo” a acercarse.
Que es una clásica película sobre “acoso vecinal” no cabe duda, pero he aquí donde reside la cuestión, ya no importa la originalidad del material, todo está contado, lo que importa es cómo se cuenta. La progresiva agresividad en el personaje de Jason Bateman es tan sutil y excelentemente compuesto, que si uno solamente viese el Simon de los primeros 15 minutos y luego el de los últimos 15 le resultarían dos personajes de diferentes películas.
Lo mismo pasa con el acoso de “Gordo” -apodo del antagonista-, que comienza como vecino atento para pasar a psicópata y luego a pobrecito con una naturalidad que hacen de El regalo -2015- un film simple en el guión, pero extremamente complejo a la hora del análisis de actitudes y por sobre todo los gestos. Y Rebecca Hall cierra el equipo de principales con una actuación soberbia y su paleta de emociones demostrada deja en claro que tiene todos los colores.