La venganza será terrible.
El director australiano debutante Joel Edgerton, además actor en películas como Warrior (2011), El Gran Gatsby (2013), y más recientemente Éxodo: Dioses y Reyes (2014), y con una participación en los dos últimos films de la trilogía de precuelas de La Guerra de las Galaxias, ahora también nos deleita con un guion inteligente, certero, con giros oportunos y cuya solidez es admirable.
Dos compañeros de colegio que no se vieron en muchos años. Simon (Jason Bateman) no lo recuerda, pero Gordon -alias “Gordo”- (Edgerton) no lo ha podido olvidar. Un encuentro casual en un local comercial, una cena y regalos… muchos regalos extraños. Esto desestructura la vida perfecta de Simon y su mujer Robyn (Rebecca Hall). El orden se convierte en caos y lo que Simon creía bajo control comienza a resquebrajarse frente a las intimidaciones de su colega de escuela, que hace que viejos secretos vean la luz.
Edgerton demuestra con El Regalo que es un excelente contador de historias que involucran la psiquis humana, y que sabe cómo hacer para mantener la tensión y el interés. No puede negarse que algunos momentos son predecibles, producto también de que en el cine ya prácticamente no hay nada nuevo por explotar, y menos aun en este género que tuvo su auge en la década del 90. Igualmente, tóquese el tema que se toque, se puede narrar algo simple y efectivo o, como en este caso, arriesgarse a algo un poco más complejo. El fuerte aquí será la coherencia.
Plagado de climas, suspenso e intriga, El Regalo es ese thriller psicológico que no deja indiferente a nadie. Otro de los grandes aciertos del director primerizo, en lo que a largometrajes se refiere, fue contar con Jason Bateman entre sus filas, un actor visto generalmente en comedias que se luce, junto a Edgerton, explorando su veta dramática (grata sorpresa para quienes siguen su filmografía). Ambos conforman un dúo más que efectivo, un duelo de grandes artistas, una película en la que ambos trabajos actorales pesan por igual. Será difícil decidirse por uno.
Se incorpora además Rebecca Hall, que hace las veces de una esposa desconfiada y racional. ¿Qué mejor que retratar un triángulo de mentiras y ocultamientos, maltratos y envidia, jugando con la sensación de que el inocente no lo es tanto y de que el malo está escondido? Saquen sus propias conclusiones. Joel Edgerton lo hizo y muy bien.