Pasaron más de 50 años desde que Walt Disney estrenó "Mary Poppins", una película que marcó un hito para la compañía. Encarar una secuela era un desafío para el director que se atreviese a recrear la historia de la niñera voladora. Rob Marshall ("Nine", "Chicago") se atrevió y superó las expectativas con la ayuda de la tecnología, algunos cambios en la historia, buenos actores y algunos íconos del cine como Angela Lansbury, Julie Walters y Dick Van Dyke, uno de los protagonistas del filme de 1964.
Ya no es sólo la inocencia de Julie Andrews sino también la chispa de Emily Blunt la que da vida a Mary Poppins, que llega a la familia de Michael Banks en el peor momento: murió la esposa, Michael quedó a cargo de sus dos hijos, el banco les embarga su casa y tienen un par de días para pagar la deuda o quedar en la calle.
Cuando todo parecía que iría peor, cae del cielo la antigua niñera de Michael y su hermana Jane (Emily Mortimer) que con canciones y acciones les muestra el camino para no caer en la desesperación y superar cualquier obstáculo. El filme, fiel al original, fusiona animaciones con actores y los niños de los 60 verán recreado el estilo de aquella época con la técnica clásica en un filme que mantiene intacto su atractivo.