El director madrileño Rodrigo Sorogoyen fue nominado al Oscar por su corto “Madre” (2017) y además tiene en su haber films como «Que Dios nos perdone» (2016), entre otros. En esta oportunidad llega a las pantallas “El Reino de la Corrupción”, marcando el fin del reinado de un hombre del poder en Valencia (aunque podría ser en cualquier lugar y época). Todo indicaba que iba bien pero algo se filtró y ahora todos lo saben, el acusado debe buscar la manera de salvarse y ser más astuto para limpiar su nombre y hasta recomponer su familia que queda destrozada ante la situación.
Primero se hace la presentación de los personajes, donde todo es felicidad, fiesta y armonía, con un gran clima, hasta que todo se cae a pedazos cuando sale a la luz un hecho de corrupción del vicesecretario de un partido político. A partir de ese momento la cámara sigue no solo a todos los personajes pero en especial se pega a la espalda del protagonista Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre, sublime interpretación la cual es excelente traspasa la pantalla), el culpable, se siente su pulso acelerado y el ritmo cardiaco marcado por el ritmo musical. Él forma parte de la corrupción que en realidad fue sustentada por todos. Ahora es el descenso al infierno de un hombre.
Vemos como viven, sus viajes en yate, fiestas, banquetes, regalos, negocios, la atención después se va a centrar en puertas que se cierran y se abren, las reuniones, las discusiones y como cada uno intenta salvarse, dejando sola a la persona con quien vivieron el esplendor. Todo tiene un gran ritmo, tensión, asfixia, agobio y algunas escenas en plano secuencias extraordinarias. Un elenco secundario que está a la altura de las circunstancias. La corrupción también se ve en los medios y eso te lo muestra claramente en un plano final maravilloso.