Un docuficción del mundo animal.
El Reino de los Monos es el nuevo documental de Disney Nature, una subsidiaria especializada en productos audiovisuales que mezclan la preocupación por la ecología y una cuota de cine familiar, categoría algo imprecisa pero que paradójicamente funciona en cada uno de los films que cargan con este sintagma. Aquí parece haber más de lo familiar que de lo ecológico, al menos en un primer plano de la historia, la cual se ocupa de armar una narración en torno al viaje de una pequeña mona llamada Maya, en plan de una búsqueda y no de ser simplemente una pieza más de un ecosistema exótico. Tal escenario natural es una zona alejada de Sri Lanka, fotografiado de manera preciosista pero sin olvidar que los protagonistas son los primates.
El dúo compuesto por Mark Linfield y Alastair Fothergill -quienes ya habían dirigido otros trabajos para Disney Nature- logra sortear el prejuicio del documental, tanto en una dimensión narrativa como retórica, que podría pensarse -en estos tiempos- de una gestación en el medio televisivo. Precisamente, de la TV se toma el recurso de la ficcionalización de sucesos capturados de la realidad, es decir, con un montaje planeado bajo una estrategia narrativa que evita la idea primitiva de mostrarle al público un escenario al que jamás podría llegar si no fuera por el registro de las cámaras de cine. Los tiempos han cambiado, el documental -y este es un caso testigo- ha perdido su identidad como categoría para ciertos ejes temáticos: el mundo animal o salvaje ya no precisa del cine, incluso tampoco de la TV, para acortar distancias con el mundo urbano, sin embargo por su cuidado estético, tanto en la fotografía como en la edición, no parece existir un producto parecido, excepto por los otros trabajos de Disney Nature.
La narración de Tina Fey ordena la historia y refuerza el carácter ficcional del camino de Maya (además de monos, aparecen otros animales como tigres y un imponente dragón de Komodo). La apuesta es la de poder acercar a un público masivo o familiar -en tiempos digitales que eliminan obstáculos espaciales- un lugar natural de los que ya no abundan en la Tierra, dentro de un relato que posee muchas de las características de las grandes historias clásicas de los estudios Disney, las que conforman una fórmula casi inquebrantable sin importar la categoría ni el formato en el que se inscriba cada uno de sus nuevos films.