El director mexicano busca repetir el Oscar tras el suceso de “Birdman”, esta vez con una historia mucho más cruenta y descarnada inspirada en hechos reales. Iñárritu somete a sus actores a las condiciones más extremas, pero mucha de la emoción y la empatía se pierden bajo una capa de violencia innecesaria y un surrealismo que desentona.
Soy la primera en admitir que Alejandro González Iñárritu no es santo de mi devoción. Me cuesta entender su postura (o la falta de ella), y su estilo “ecléctico” no me llama para nada la atención, mucho menos me emociona.
El punto más fuerte del realizador son sus colaboradores y, es a tipos como el director de fotografía Emmanuel Lubezki, a los que hay que agradecerles que obras como “El Renacido” (The Revenant, 2015) sean mucho más llevaderas.
No es casualidad que los últimos trabajos de Terrence Malick hayan sido fotografiados por el “Chivo”. Iñárritu saca ventaja de ello y de alguna forma intenta emular esa “fascinación” por la naturaleza y cierto tono “surrealista” que, en seguida, nos recuerda al elusivo realizador de “El Nuevo Mundo”, pero acá se pierde, en contraste con la “brutalidad” de los hechos que se nos presentan.
Basada en la novela homónima de Michael Punke, a su vez inspirada en hechos reales, esta dramática aventura sigue a un grupo de comerciantes de pieles fronterizos a mediados del siglo XIX que, no sólo debe lidiar con las extremas condiciones climáticas y la complejidad de su trabajo, sino con la constante amenaza de algunas tribus de nativos americanos que no les facilitan las cosas.
Ya volviendo de una expedición, el grupo del capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) es atacado y casi diezmado. Los hombres sobrevivientes deben abandonar su cargamento y atravesar las inclemencias del clima, y un paisaje hostil, comandados por Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), hombre que conoce perfectamente estas tierras y el único que puede guiarlos hasta la seguridad del fuerte.
En un descuido, Glass es atacado brutalmente por un oso, sus heridas casi mortales obligan al grupo a detenerse quedando, así, expuestos a sus enemigos y las heladas. Pero el capitán es un hombre piadoso y le ofrece a un par de sus hombres una cuantiosa recompensa para quedarse junto al herido hasta que pueda recibir ayuda o muera a causa de sus lesiones. Lo que ocurra primero.
Esta tarea recae en John Fitzgerald (Tom Hardy), el joven Bridger (Will Poulter) y el hijo mestizo de Glass, Hawk (Forrest Goodluck), que hará lo que sea para mantener a su padre con vida. Pero Fitzgerald no cree que la vida de Hugh valga tanto el riesgo y, empujado por la codicio y cierto odio, decide abandonarlo en mitad de la intemperie y hacerles creer a los demás que cumplió con su misión dándole al difunto una cristiana sepultura.
Fitzgerald comete un gravísimo error y uno aún más grande al dejarlo con vida. Con lo poco que le queda de aliento, Glass buscará el camino de regreso a casa y la venganza contra aquellos que lo abandonaron.
Sí, hay algo más en juego, pero estaríamos entrando en terreno de spoilers. Pero tienen que saber que a Glass lo empuja un sentimiento mucho más fuerte, que es el amor de un padre por su hijo. Todos tienen una historia dramática para contar y tratar de justificar sus acciones. Estos tiempos de conquista no son tiempos felices, e Iñárritu se esfuerza al máximo para hacérnoslo saber con cada imagen.
Todo es cruento y salvaje al extremo y es ahí donde reside el problema de “El Renacido”. Todo este drama no nos da tiempo a asimilar la violencia, ni conectar en profundidad con estos personajes tan sufridos. DiCaprio se esfuerza, Hardy se esfuerza, pero al final la forma mata al contenido y sólo nos queda el morbo exacerbado y unos paisajes bellísimos, claro está, a cargo de Emmanuel Lubezki.
Habrá gente conmovida por las historias personales y por la extrema actuación de Leo que ya se embolsó el Oscar aunque no sea tan merecido, pero a mí no logró convencerme ese falso aire “Terrence Malickiano”, ni mucho menos la carga de cada personaje.
“El Renacido” termina siendo más una experiencia sensorial cargada de gore, que una historia dramática que nos invita a empatizar con sus protagonistas. Hay un cortocircuito en el relato que el director trata de recomponer con extrañas secuencias oníricas y algunos flashbacks, pero lo salvaje todo el tiempo termina apabullando lo humano, tal vez, el verdadero objetivo de Iñárritu, pero con él nunca se sabe.
“El Renacido” no es para cualquiera y, al igual que “Birdman”, tendrá sus fanáticos y sus detractores. Visualmente es imponente, pero la historia (a pesar de sus casi tres horas de duración y sus doce nominaciones al Oscar) se queda por el camino.
Dirección: Alejandro González Iñárritu
Guión: Mark L. Smith, Alejandro González Iñárritu
Elenco: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck, Paul Anderson, Kristoffer Joner, Joshua Burge.