El repostero de Berlín narra la historia de Thomas un joven alemán que hace delicias comestibles en una cafetería de Berlín. Así conoce a Oren, un israelí que viaja a Alemania por trabajo y comienzan una relación sentimental. Por otro lado, Oren en Israel tiene una pareja mujer con quién tiene un hijo. Al Oren desaparecer misteriosamente Thomas decide ir en busca de respuestas.
A partir de allí el filme reflexiona sobre los secretos, sobre qué poco podemos conocer sobre quiénes nos rodean. Es un filme profundo, original e inteligente con personas perturbadas que intentan llenar un vacío en sus vidas, lo curioso es que ese vacío fue dejado por la misma persona. Formándose entonces, una especie de triángulo amoroso con una parte ausente, es decir un triángulo que se constituye a partir de la ausencia. En consecuencia, llega a reflexionar incluso sobre los lindes de la sexualidad, enfatizando las personas por sobre sus géneros.
Algo interesante en El repostero de Berlín es el intercambio cultural que se da a partir de los sabores, de lo comestible, la comida un interés y placer universal que en este caso produce intercambios entre la cultura de occidente con la de oriente y viceversa.
En conclusión, El repostero de Berlín expone un drama enroscado pero que no deja una sensación de angustia en el espectador, más bien deja la calidez y el respeto con el que se cuenta esta interesante historia, en un tiempo en donde parece ciertas tradiciones y normativas deben romperse o repensarse.