El rescate: el día de la redención es una película protagonizada por Gary Dourdan, actor con una larga trayectoria en series televisivas y papeles secundarios, en la que se luce como héroe de acción. Está escrita y dirigida por Hicham Hajji, y completan el elenco Serinda Swan, Brice Bexter, Sami Naceri, Ernie Hudson, Martin Donovan y Andy Garcia entre otros.
La historia se centra en Brad Paxton (Dourdan), un soldado condecorado, que debe encabezar una carrera contrarreloj para rescatar a su esposa (Swan), secuestrada en Argelia por un grupo de terroristas islámicos. Y para ello cuenta con la ayuda de Younes Laalej (Bexter), de los servicios de inteligencia marroquíes, quien conoce el terreno y lo ayuda a entrar por la frontera de su país en forma clandestina.
Si bien es cierto que la trama tiene muchas similitudes con Desaparecido en acción, es porque esta película recupera esa estética del cine de acción de bajo presupuesto tan popular en las décadas del 80 y 90, que generalmente estaban destinadas directo al video. Y Gary Dourdan es el heredero ideal de este tipo de héroe, ya que su destreza para las escenas de acción suple sus limitaciones actorales, en las que se deja claro que sufre de stress postraumático por la reiteración de flashbacks en las que se muestra de forma entrecortada un combate por el que fue condecorado.
Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Philip Lozano, no solo por el buen uso de los planos secuencia, sino también por el fuerte contraste que genera entre los tonos fríos de Nueva York y los cálidos del norte de África. Lo que muestra una declaración de principios, resaltando además la vida confortable y civilizada de los primeros y el salvajismo de los segundos, que a su vez, además de ser criminales, se oponen al estilo de vida propuesto por los Estados Unidos.
En conclusión, El rescate: el día de la redención es una película que contiene una gran cantidad de clichés propios de una forma de hacer cine pasada de moda, y que hoy se recuerda con nostalgia. Y ese es el motivo por el que se le perdonan todos sus defectos y exageraciones, ya que a fin de cuentas cumple con su objetivo de entretener al espectador.