Perdido entre la adaptación y la modernización.
Dorian Gray vuelve a Londres tras heredar la fortuna de su fallecido Abuelo y enseguida se ve maravillado por la gran ciudad. Conoce a un talentoso artista que fascinado por la belleza de Gray le ofrece pintar su retrato, el cual es objeto de admiración de todos. Dorian incentivado por otro amigo suyo, un barón vanidoso interpretado por Colin Firth hace un pacto con el diablo: Gray conservará su belleza mientras el cuadro sufrirá las desgracias que le ocurran, como el paso del tiempo o lastimaduras.
La película es un híbrido mal construido entre los géneros del drama y del terror fantástico. Claramente se intenta llevar la historia por los caminos del primer género, pero esto nunca logra funcionar debido a que las relaciones entre los personajes no consiguen afianzarse y crear una conexión emotiva profunda para que el sentido trágico del relato despegue. Básicamente vemos al protagonista pasar de amigo en amigo todo el tiempo. Primero el pintor: hace el cuadro y pasa a segundo plano; luego aparece Colin Firth, corrompe la inocencia de Gray, después una novia a la que termina usando y termina significando el completo descarrilamiento hacia una vida de pasión y lujuria.
La última parte de la historia, surgida en la vuelta de Dorian, no consigue diferenciarse narrativamente de lo que ya habíamos visto. El asombro de sus conocidos al verlo joven y hermoso después de tanto tiempo rápidamente es dejado de lado y, por lo tanto, la tragedia del retrato (Icono de la película) termina siendo una objeto argumental, en vez del personaje principal que debió ser.
La idea de hacer del cuadro un objeto maldito y terrorífico, hizo en mi opinión, que está película fracase. Simplemente no tiene sentido que respire o se mueva, y encima el hecho de que en sus apariciones se intente asustar al espectador es ridículo.
Lo único rescatable de esta fallida re-adaptación de la famosa novela de Oscar Wilde son la reconstrucción histórica y la excelente interpretación de Colin Firth, llena de matices y emociones genuinas.