El Rey Arturo (Arthur en inglés) es una de las figuras emblemáticas de Inglaterra, aún con dudas sobre su existencia, el mito del rey “hábil tanto para los tiempos de paz como los de guerra” prevalece y fue centro de muchas historias y leyendas. En el cine fue adaptado y versionado varias veces, algunas de ellas más fieles a la leyenda como Los Caballeros del Rey Arturo (Knights of the Round Table, 1953), Camelot (1967) basada en un exitosa obra musical de Broadway y Excalibur (1981), una parodia de la historia a cargo de los Monthy Python como Monthy Python and the Holy Grail (1975) y adaptaciones animadas como La espada en la piedra (The Sword in the Stone, 1963) de Disney. En 2004 salió El Rey Arturo (King Arthur) dirigida por Antoine Fuqua y protagonizada por Clive Owen como Arturo y Keira Knightley como Ginebra. También la TV lo tuvo a Arturo: en los últimos años se lo pudo ver en las series Merlín (2008-2012) y Camelot (2011).
Ahora llega una nueva versión del personaje, esta vez a cargo del director inglés Guy Ritchie, conocido por Juegos, trampas y dos armas humeantes (Lock, Stock and Two Smoking Barrells, 1998), Snatch: Cerdos y diamantes (Snatch, 2000) y las dos adaptaciones de Sherlock Holmes con Robert Downey Jr (2009 y 2011).
Esta versión del Rey Arturo reúne muchas de las características de esas películas de Guy Ritchie y es una de las cosas que le juega en contra. En la primera mitad parece un antepasado de los personajes de Juegos… o Snatch, mientras que durante la segunda y usando hasta el hartazgo el recurso del flashforward hace recordar a Sherlock Holmes cuando contaba los hechos que los llevaban a deducir los casos pero sin ser tan buenas como las del detective.
Los pocos momentos dramáticos que tiene no funcionan dado que siempre hay una escena de acción o de comedia inmediatamente que corta con el tono.
En las actuaciones no hay mucho para destacar, salvo la actuación de Jude Law que vuelve a colaborar con Guy Ritchie luego de haber sido el Doctor Watson.
El Rey Arturo: La leyenda de la espada no funciona como adaptación, como entretenimiento tiene sus puntos pero llega a aburrir. Un tono que le hubiese sentado bien es el de aquella Macbeth (2015) que protagonizó Michael Fassbender. Ritchie le da su toque personal y pierde, tal vez llegaba a mejor puerto si inventaba un héroe medieval con sus condimentos.