El cine norteamericano se mantiene firme con su tendencia de narrar historias ya conocidas por el público, siendo una apelación a la nostalgia y al rédito económico seguro. Así es como llega un nueva versión del mito sobre el modelo ideal de rey británico, Arturo Pendragón y su Excalibur, la espada mágica que extrae de una piedra. Guy Ritchie se ubica al mando de King Arthur: Legend of the Sword y la historia del monarca de Camelot se transforma en una exhibición de luchas, estallidos, cámaras lentas, chistes y todo lo que hace que la potencial complejidad y densidad del mito inglés vire hacia un trivial film de acción.