Después de la interesante idea y manufactura de El último exorcismo y de un antecedente bastante cercano como El exorcismo de Emily Rose, no resultaba muy conveniente que sobrevenga, como si nada, otro film más sobre esta temática; por más que esté protagonizada por Anthony Hopkins y dirigida por el sueco Mikael Hafström, (responsable de la atrapante Descarrilados y de Habitación 1408). Aquella ópera prima de Daniel Stamm producida por Eli Roth mencionada en primer término, acerca de un exorcista apócrifo, abría una puerta que no precisamente El rito aprovecha. Todo lo contrario, esta película "basada en un hecho real” no aporta nada nuevo dentro de este subgénero, y hasta se podría calificar de innecesaria. Ofrece algunos sobresaltos, es cierto, pero está a dos aguas entre el terror religioso y el film testimonial, y su presunta “verosimilitud” sólo se nota en su excedida solemnidad.
Muchas veces un actor de la talla de Hopkins precisa tener un partenaire de fuste para enriquecer su trabajo, y no lo encuentra aquí en el ignoto Colin O'Donoghue, incapaz de transmitir la relativa complejidad psicológica que le demandaba su personaje. De todos modos el gran actor inglés –que últimamente está poco selectivo- se las arregla para ser lo mejor de la película, claro.