Un relato de acción y suspenso que marca el debut en la dirección de Christian Gudegast, quien antes trabajó en el guión de Ataque a la Casa blanca, también protagonizada por el actor escocés Gerard Butler.
Acostumbrado a moverse en el terreno de la acción, desde 300 y hasta Londres bajo fuego, Butleres el Gran Nick, el policía fumador, violento y alcohólico a cargo de la división de delitos mayores de Los Angeles que evita el papeleo y va directo al grano. Y ahora se lanza tras los pasos de Merrimen -Pablo Schreiber-, el líder de unabanda que planifica el robo de 30 millones de dólares en efectivo que diariamente se sacan de circulación en la Reserva Federal, luego de haber cometido otro sangriento delito contra un camión blindado.
El robo perfecto es la típica película de policías y ladrones pero con el interesante agregado de un barman y experto chofer, Donnie -el rapero Curtis “50 Cent” Jackson- que trabaja para Merrimen en un plan meticulosamente orquestado para no dejar detalles librados al azar.
El filme funciona gracias a sus estridentes secuencias de acción -sobre todo al comienzo y al final- y persecuciones que colocan a los dos personajes centrales en el ojo de la tormenta, paralizando la tensión y la intriga con el encuentro entre el policía y el villano de turno o desarrollando el costado afectivo y familiar de Nick, cuyo matrimonio se derrumba.
Estructurado con el nombre de personajes y lugares donde se desarrolla la acción, El robo perfecto orquesta de manera efectiva el factor distracción - al igual que la banda de ladrones- en una historia con líneas narrativas paralelas que encamina al enfrentamiento final en una suerte de western urbano, en el que los billetes impulsan el accionar del antagonista.
Con un giro en los últimos minutos, la película se potencia con la descripción de dos hombres que están en diferentes lados de la ley y borronea los límites entre el policía bueno y el criminal violento, en medio de informantes, strippers y custodios asesinados a balazos.