Apenas una semana después de La bóveda, llega a la cartelera comercial argentina otra película centrada en el robo a una institución monetaria titulada con un genérico El robo perfecto y dirigida por un ilustre desconocido como Christian Gudegast. El resultado, sin embargo, es una muy buena propuesta de acción.
Como toda heist movie, la escena inicial presenta a los delincuentes en plena acción; en este caso, asaltando un camión blindado en la puerta de un autoservicio. La investigación recae en el comisario Nick Flanagan (Gerard Butler), quien inicia una larga carrera contra el tiempo para detener a la banda antes del golpe máximo: robar 30 millones de dólares de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Con ecos visibles de Fuego contra fuego, todo un ícono del policial y de las películas de asaltos modernas, El robo perfecto tiene una duración cuanto menos curiosa de 140 minutos, pero se pasa rapidísimo: mérito de un director que, aunque debutante, sabe manejar sus herramientas para acelerar cuando quiere generar tensión y frenar cuando el relato pide aire.
La clásica historia del gato y el ratón tiene como villano a Merrimen (Pablo Schreiber), con quien Nick entabla una guerra fría que alcanza su punto máximo en un campo de tiro donde se cruzan e intercambian miradas sin decirse una palabra. Gudegast filma a prudente distancia, dejando que sean ellos quienes construyan su enfrentamiento con él como mero testigo. El último acto ocupa la porción más importante de la película, y es aquel que narra el robo del título: una de las grandes secuencias de acción del año.