Asaltos y peleas
Hay suficiente acción, tiroteos extensos y persecuciones como para entretenerse.
Las películas sobre robos a bancos siempre, pero siempre, resultan atractivas. Entre la fascinación y el oculto y secreto placer de ver cómo se le quitan a las corporaciones bancarias fajo de billetes de 100 dólares, el tópico ejerce una seducción ya desde el momento en que se ve cómo planean el atraco.
El robo perfecto arranca con una suma de estadísticas que dejan a la ciudad de Los Angeles como la capital preferida de los asaltantes: cada 48 minutos se produciría un robo a un banco. Y como reza el título de la película, con Gerard Butler y el rapero 50 Cent, el que nos ocupa es bien, pero bien grande.
Es nada menos que la Reserva Federal. Bueno, eso es lo que cree Nick, un policía que tiene entre las tupidas cejas de Gerard Butler a Merrimen (Pablo Schreiber, visto en varios episodios de Orange is the New Black como George “Pornstache” Mendez), un ex marine que ya estuvo preso y que es tan meticuloso como obsesivo es el agente del orden.
Pero Nick tiene problemas de todo tipo y color. En la fuerza, no aguanta a un agente del FBI, y en la casa, la que no lo soporta es su esposa, harta de que le meta los cuernos con strippers. Así, Nick sale a trabajar a cualquier hora, y es capaz de meter la pata donde no le convendría hacerlo.
Hay un soplón, hay mucha acción, hay un robo a un camión blindado al comienzo que está rodado con maestría y hay una película que dura dos horas y veinte, todo un exceso hasta ahora para un filme sobre un atraco que no necesita ser tan escarpado.
Butler fue el rey Leónidas en 300 y luego sí, se lo vio en unos cuántos fracasos, artísticos y económicos. Pero no es el caso.
Sin spoilear absolutamente nada, ya están preparando la secuela de El robo perfecto. Algo puede intuirse en el final, que hasta parece el desenlace de la primera temporada de una serie.