Uno de los estrenos de la semana pasada fue El rocío de Emiliano Grieco (La huella en la niebla) con Daiana Provenzano y Tomás Fonzi.
La película sigue la historia de Sara que vive con su hija pequeña en una zona humilde de Entre Ríos. Su casa está cerca de unos campos que son fumigados constantemente. Su hija empieza a tener tos y su salud empieza a deteriorarse. Un médico local le indica que tiene que viajar a Buenos Aires para hacerla ver y evaluar. Sin muchos recursos, la única manera que tiene para ir es traficar cocaína para un viejo contacto.
Grieco utiliza una realidad que sufren varias familias que viven cerca de campos fumigados. La película muestra también el padecimiento de un pueblo dividido. Por un lado, aquellos trabajadores a los que no les interesa el efecto que tienen los agrotóxicos en la zona y que, debido a la situación económica, buscan cualquier trabajo que les den. El dueño del campo es apenas visible, ausente y con oídos sordos a la problemática.
Por el otro, un grupo de familiares que intenta unirse para solucionar las cosas por cuenta propia (aunque sea un arreglo momentáneo), un médico que utiliza los casos como denuncia de los hechos pero que pronto es acallado e incluso la policía que no acepta la denuncia de Sara.
A la mitad, la película abandona un poco el tema de la denuncia para convertirse en un thriller apostando a la premisa «qué es lo que harías para salvar a tu hijo». Esta parte muestra otra realidad y, a pesar de que es clave para que se concrete el film, queda un poco desajustada con la idea principal de El rocío.
El rocío de Emiliano Grieco genera un buen desarrollo de su idea original: mezcla la denuncia con un thriller y, de esta manera, presenta una realidad donde cada uno hace lo que puede para sobrevivir.