Sara vive con su pequeña hija Olivia en una zona rural de Entre Ríos, cerca de unos campos de soja. Un día la beba empieza a presentar síntomas que darían a entender que se intoxicó con agrotóxicos.
La nueva película de Emiliano Grieco nos presenta la exposición de una problemática compleja a partir de una historia particular, que puede ser universalizada hacia otras personas. Es un film de denuncia donde no solo se muestran las consecuencias de los agrotóxicos en la salud, sino también las amenazas de aquellos involucrados hacia los denunciantes (tanto las familias perjudicadas como los médicos que tratan estos casos). Se puede ver la impunidad con la que actúan las empresas, sin ningún tipo de límite.
Al mismo tiempo, observamos la lucha de una madre soltera por conseguir los medios necesarios para trasladar a su hija a Buenos Aires. La protagonista, Daiana Provenzano, hace una buena labor al retratar a esta joven desesperada, mientras que la beba se comporta muy bien. Es muy difícil trabajar con niños y ella responde muy bien a los estímulos presentados.
De todas maneras, esta lucha por momentos le termina usurpando el lugar central que ocupa la denuncia y las consecuencias del uso de contaminantes. Si bien funciona como una buena subtrama y se relacionan de una forma coherente (sin dinero no puede tratar a la hija) en un pasaje del film esta historia corre un poco el eje central del relato y se pone en un primer plano.
La música cumple un rol fundamental a la hora de generar un clima de tensión constante, provocándonos esa sensación de que en cualquier momento algo va a suceder.
En síntesis, “El rocío” es una película que expone una problemática grave a partir de una historia emotiva. Sin embargo, por momentos se siente que la subtrama cobra mayor importancia que la denuncia.