Las escenas de época casi salvan a Madonna
La historia de la mujer que hizo que un rey abdicara por amor, es digna del título local de este film, «El romance del siglo». Sin embargo la película de Madonna no trata exactamente de eso, sino que se centra más que nada en una mujer casada de fines de los 90 que tiene un romance con el guardia de seguridad de la sala de Sothebys sobre artículos del rey y su novia plebeya.
Es como si alguien quisiera filmar la vida de Napoleón, pero se preocupara por intercalar anécdotas de un kiosquero que colecciona revistas de comics sobre Bonaparte. No tiene mucho sentido, y esa falta de sentido es lo primero que afecta al film de Madonna, que por otro lado también exhibe toda una serie de tics que no ayudan mucho a su obra, como el uso constante de temas musicales de otra época, desde un clásico de Henry Mancini hasta uno de los Sex Pistols (este tipo de uso de la música fuera de época es tan remanido que cuesta creer que alguien pueda considerarlo original).
Después de todo esto, quedan las escenas que sí hablan de la relación del rey Eduardo VIII con la divorciada norteamericana Wallis Simpson, y en este sentido hay algunos momentos interesantes, con una actuación razonable de James DArcy como el rey, y algunas escenas de época que casi logran que el film pueda verse. Lamentablemente el conjunto no cierra en absoluto, y no sirve para pensar que Madonna pueda tener un gran futuro como directora de cine.