El romance del siglo

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Si te vas a obsesionar con una persona, tratá de que no sea alguien tan complicado.

Su nombre original es W.E., lo cual tiene sentido ya que tal sigla significa 'Wallis & Edward', nombres de quienes constituyeron el llamado 'Romance del siglo'.

Madonna volvió al cine escribiendo, dirigiendo y produciendo este film en el cual no actúa y tan sólo canta una canción al final.

Desde el comienzo y por un largo tiempo me costó entender qué rol ocupaba cada mujer protagonista de la historia, ya que se mezclaban dos personajes femeninos fuertes en distintas épocas a lo largo de la trama. Ya avanzada la película entendí que en sí no se relacionaban, pero estaban unidas por el destino; un destino marcado por el desamor, la frustración, la vergüenza, la tristeza y muchos sentimientos de dolor.

Resulta que por los años '90, una mujer llamada Wally se encuentra en crisis con su pareja y mientras hace fuerza para aguantar el difícil momento, guía su instinto basándose en una famosa historia de amor que escandalizó a la familia real inglesa en años previos a la Segunda Guerra Mundial. Se trata del prícipe Edward, Duque de York y hermano de George VI (el famoso rey tartamudo) que se enamoró de, por así decirlo, una plebeya. El romance fue un total escándalo, ya que el futuro rey estaba tan enamorado que decidió renunciar al trono y a su pueblo para seguir a esta joven mujer de clase media.

La película oscila entre ambos tiempos entre flashes de fotógrafos y la Wally de nuestra época que asiste religiosamente a una muestra con todos los objetos que le pertenecieron a la famosa pareja, próximos a ser subastados. En ese contexto conoce a un hombre de nacionalidad rusa, quien trabaja como guardia de seguridad allí y se interesa por ella. Y mientras su matrimonio se desgasta cada vez más y empeora en cuanto a violencia, Wally nos cuenta desde su perspectiva por qué el romance de los duques significa tanto en su vida. La realidad es que hay que ahondar bastante para entender cómo una mujer se puede obsesionar así con una historia que le supone tan lejana y cuando sólo hay un instante en que la protagonista explica que su abuela y su madre poseían el mismo 'problema' y por eso fue que la llamaron como la duquesa. El film tiene momentos que penden de un hilo, sobretodo cuando el 'alma' de la verdadera Wallis se aparece cerca de la protagonista y le da consejos.

Hay que destacar que está bien filmada y que si la dirección recayó absolutamente sobre Madonna, es para felicitarla. La música es muy poderosa y el vestuario recuerda mucho a la Reina del pop, ya que abunda el encaje. Sí está bien marcada la diferencia entre lo que sucedía allá por los años '30, donde el ambiente que rodeaba a la realeza era un desborde de fiestas elegantes y alocadas, gente falsa por conveniencia, bebida de la buena y cigarrillos. Todos excesos glamorosos comandados por Edward, un hombre que para algunas mujeres resultó de ensueño y que no puede evitar ver en él a un joven Ian McKellen.

¿La historia se resuelve para ambas Wallis? Sí. ¿Y con finales felices? Más o menos. Tenés que verla y sacar tus propias conclusiones, pero en lo que a mí respecta, si no fuera por los buenos momentos 'de época' que tiene la película, diría que es una mezcla entre El Discurso del Rey, Cabaret y cualquier drama contemporáneo y romanticón, ya que no se termina de dilucidar el verdadero fin de lo que se quiso contar, sobretodo porque el final no fue para nada lo que me esperaba.

@CinemaFlor