Los cuentos de hagas de la chica material
Estamos en 1998 y Wally (Abbie Cornish) visita la casa Sotheby’s días antes de la subasta de bienes pertenecientes a los duques de Windsor, protagonistas de un romance prohibido por el cual Edward debió abdicar del trono. La idea es Madonna en estado puro. Mientras su matrimonio se desmorona, Wally sueña con la historia (real) de la norteamericana Wallis, que debió soportar a un esposo golpeador y, tras conocer a Edward, las injurias de la corona británica; después (ese es el mensaje) entiende que una mujer debe tomar las riendas de su destino. El romance del siglo son dos historias en espejo: por un lado, una sureña poco agraciada (Wallis) que se enamora del príncipe azul; por el otro, la bella neoyorquina que descubre su amor por Eugeni, personal de seguridad de Sotheby’s. Pese al glamour de Cornish y a una ingeniosa escena donde los duques bailan al ritmo de “Pretty Vacant” (Sex Pistols), el debut de Madonna tras las cámaras tiene menos energía que el peor de sus shows, con un sopor in crescendo a punto tal que, en los últimos veinte minutos, pareciera que hasta los actores piden la hora.