Un hombre en un pequeño bote llega a una isla en el Río Paraná. Se dirige a un lugar en el que solía haber una casa o pequeño pueblo. Ahora no hay nada. Pequeñas señales de algo viejo y perdido: el lugar donde nació. Su presencia permite que las cosas en ese lugar abandonado se materialicen: chozas y mesas, animales y canoas. Pronto llegan otros a la isla: su mujer, padre, amigos e hijos. Es el encuentro del Hombre con sus seres queridos. Con los muertos, los pájaros, la música del río y su dolor.